jueves, 8 de mayo de 2014

Por qué enseñar filosofía a los fontaneros


Todos en mayor medida hemos asumido y aceptado el discurso que rige en la actualidad sobre la necesidad de una formación para la empleabilidad, sobre lo imprescindible de enseñar a manejar tecnología a los más jóvenes, o sobre la importancia de impulsar las vocaciones denominadas STEM, es decir, las relativas a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

También damos por sentado que en este “sálvese quien pueda” de mundo que nos ha tocado vivir las humanidades son absolutamente prescindibles en la formación y la cultura de un habitante del siglo XXI. Pues bien, el profesor de filosofía Scott Samuelson rebate estos argumentos en un artículo de The Atlantic, que lleva el sugerente título de Why I Teach Plato to Plumbers o Por qué enseño Platón a los fontaneros.

Su tesis básica es que este discurso de la formación útil y de la educación para la empleabilidad en las empresas tiene un trasfondo marcadamente clasista. Las clases altas siempre han gozado, y lo hacen todavía, de una educación humanística que suele combinar, especialmente en las universidades de Estados Unidos, la especialización profesional con una amplia cultura intelectual, en literatura, historia, filosofía, etc.

Samuelson argumenta que este barniz intelectual que reciben las clases pudientes de la sociedad tiene su explicación en tres factores:
  1. Porque pega con el modelo de ocio de los privilegiados el disfrutar de aquellos bienes elevados de la raza humana: leer a Aristóteles, escuchar sinfonías de Beethoven, viajar por Italia visitando obras de arte…
  2. Porque son personas destinadas a liderar en la política y la economía por derecho de nacimiento y necesitan saber pensar por sí mismos (algo que proporciona una cultura elevada), mientras que a las clases inferiores se las educa a enfrentarse a diversas situaciones previstas.
  3. Por último, porque siempre está el impulso elitista de abrazar la cultura para diferenciarse de las clases inferiores incultas y previsibles.
Mientras que los ricos proporcionan a sus retoños una educación completa intelectualmente impartida en centros escolares y universidades de lujo, que incluyen sin excepción los distintos campos del saber, elaboran un discurso que defiende la educación para las masas para enfrentarse a un mundo global, es decir, la manida cháchara de la empleabilidad, que no busca formar a personas sino a fuerza de trabajo.

Recortan cuanto pueden los recursos de la educación pública porque a fin de cuentas las clases bajas solamente necesitan formación para convertirse en factor de producción.

Y nos recuerda Samuelson, a través de una cita de Henry David Thoreau, el concepto que tenían los romanos de la educación:
“Parece que hemos olvidado que la expresión `una educación liberal´ significaba originalmente para los romanos aquella que merecían los hombres libres; mientras que el aprender sobre negocios y profesiones, que únicamente sirve para ganarse la vida, era considerado como algo solamente destinado a los esclavos.”
¿Estamos creando esclavos para el gran capital con la excusa de la globalización y la crisis?

viernes, 2 de mayo de 2014

China y Latinoamérica: un eje hegemónico de ciencia y tecnología


Es evidente el interés geoeconómico que presenta América Latina en el planteamiento estratégico del gigante chino. Las cifras macroeconómicas internacionales hablan por sí solas sobre la importancia de los flujos de capitales, bienes y servicios que circulan de orilla a orilla del océano Pacífico.

A modo de ejemplo, según datos de CEPAL la tasa de crecimiento del volumen de las exportaciones de América Latina a China entre 2000 y 2010 fue casi del 18% y en sentido contrario, es decir de China a Latinoamérica, la cifra fue de más del 26%.

En palabras del Asian Development Bank:
“China se ha convertido rápidamente en una fuerza económica global, creciente en el mundo y en la región latinoamericana, doblando su participación en la producción mundial de manufacturas, generando un boom en el mercado de commodities, acumulando importantes reservas de divisa extranjera y siendo la industria el principal motor de esta expansión.”
Lo que no es tan conocido es el interés que tienen las autoridades del dragón asiático por crear un modelo de colaboración económico con la región americana basado en la ciencia y en la innovación científica, algo que destaca el informe de CEPAL China en transición a la sociedad del conocimiento: implicaciones para América Latina de Pamela Aróstica Fernández.

China es consciente de la falta de sostenibilidad a largo plazo del modelo económico basado en la exportación de commodities low-cost que ha sido responsable de su espectacular crecimiento en las últimas décadas. Productos de escasa calidad fabricados por mano de obra procedente del medio rural en condiciones de semiesclavitud, destinados a la exportación a todos y cada uno de los rincones del mundo.

Ahora, la apuesta cambia y se orienta hacia una economía basada intensivamente en la ciencia y la tecnología, cuyo pilar sea una educación de alta calidad. Entre otros objetivos, el XII Plan Quinquenal (2011-2015) pretende alcanzar el 2,2% del gasto en I+D sobre el PIB. Para hacernos una idea, la media europea en este indicador se sitúa en 2012 en 2,06%, según Eurostat, y en nuestra triste España sin ventura la cifra no pasa del 1,30%.

Pero lo más relevante de este esfuerzo innovador chino es que incluye en sus planes a sus socios latinoamericanos, como lo demuestra el Libro Blanco sobre América Latina y el Caribe del año 2008, que estableció los siguientes objetivos en el campo de la ciencia, la tecnología y la educación:

  1. China manifiesta el interés de promover la cooperación científica, tecnológica y educativa con los países latinoamericanos. Señala como herramienta las “Comisiones mixtas de cooperación científico-técnica” y también la coordinación bilateral de alto nivel.
  2. Propone intensificar las áreas de interés común, priorizando entre otras, la tecnología aeronáutica y aeroespacial, el biocombustible, el medio ambiente y recurso marítimos.
  3. Plantea divulgar y aplicar tecnología de punta probada por ambas partes, como: tecnología y técnica de ahorro energético, medicina digital y minicentrales hidroeléctricas.
  4. También ofrece desarrollar capacitación técnica, servicios y modelos tecnológicos.
  5. Sugiere aprovechar los mecanismos bilaterales y multilaterales de cooperación para potenciar los intercambios educacionales chino-latinoamericanos.
  6. Señala la necesidad de esforzarse por implementar la firma de acuerdos para el reconocimiento recíproco de los títulos académicos.
  7. También propone elevar el número de becas para estudiantes latinoamericanos.
En suma, todo un interesante marco de colaboración para convertir el eje chino-sudamericano en una potencia tecnológica hegemónica en el nuevo orden global.
 
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