lunes, 22 de julio de 2019

La saturación del mercado móvil y la esperanza del 5G


Los teléfonos móviles comenzaron a popularizarse en el mundo en la última década del siglo pasado, pero su función se limitaba a establecer llamadas de voz y enviar mensajes de texto, hasta 1999, año en que el fabricante canadiense Blackberry incluye la posibilidad de enviar correo electrónico en sus modelos.

Pero la verdadera revolución tuvo lugar varios años después, en concreto, en enero de 2007, cuando Steve Jobs, entonces director ejecutivo de Apple, presentó el iPhone, el primer smartphone de la compañía, que era a la vez un teléfono, un reproductor de música y un dispositivo de acceso a internet. Se trata de unos dispositivos que poco a poco van desplazando a los ordenadores como forma de consumir contenidos de internet y, por supuesto, como soporte para las comunicaciones en medios sociales, donde prácticamente no tienen competencia.

De acuerdo con la información de GSMA Intelligence, dos tercios de la población mundial utiliza teléfonos móviles, más de 5 000 millones de personas, y la tendencia apunta hacia el estancamiento del crecimiento, desde el pico de 300 millones que fue alcanzado en 2012.

Todo indica que se está alcanzando el techo de crecimiento, entre el 70% y el 80% de la población. El porcentaje restante correspondería a segmentos demográficos muy difíciles de alcanzar, como pueden ser la población mayor o la rural. La tendencia mundial, no obstante, es que continúe creciendo el acceso a internet desde el móvil, que todavía permite un amplio margen para crecer, especialmente en determinados países en desarrollo.

Los pronósticos tampoco son muy halagüeños para los ingresos derivados de las comunicaciones móviles. Tras unos crecimientos interanuales en torno al 2% en 2017 y 2018 (en parte debidos a la recuperación del crecimiento económico de EE.UU.), las tasas de variación se quedarán en un 1% hasta 2025.

Básicamente, este dato refleja el estancamiento en el aumento del número de suscriptores a la telefonía móvil y una competencia creciente entre los agentes del sector por llevarse un trozo lo más grande posible del mercado.

No obstante, los ingresos se comportarán de forma distinta según las zonas y países. De esta forma, en China, que crecieron a tasas anuales del 5% entre 2012 y 2017, lo harán a tan solo el 1,9% hasta 2025. El descenso refleja el bajo crecimiento del número de suscriptores, pero también aspectos regulatorios (el fin de las tarifas de roaming doméstico) y el aumento de la presión competitiva en ese mercado mediante tarifas planas de datos.

Por el contrario, Europa pasará de tener tasas de incremento interanual de los ingresos negativas entre 2012 y 2017, a un tímido crecimiento del 0,4% hasta 2025, derivado especialmente de la mejoría de los escenarios macroeconómicos. En Estados Unidos, las tasas de crecimiento interanual compuesto se mantienen en torno al 2,4% en los dos periodos considerados.

La oportunidad de negocio del sector –hablando en términos globales- está en la capacidad de aumento del uso de internet móvil. GSMA Intelligence estima que el porcentaje de usuarios de móvil en el mundo que se conectan a internet puede pasar del 65% en 2017 al 86% en 2025.

Ahora bien, esas posibilidades de crecimiento se centran, sobre todo, en países en desarrollo, donde la falta de infraestructuras de banda ancha fija puede ser suplida por la conectividad inalámbrica a las redes. De hecho, cinco países concentrarán la mitad del crecimiento de los 1.600 millones de nuevos usuarios de internet móvil previsto entre ahora y 2025. Encabezan la lista China e India, pero les siguen Indonesia, Nigeria y Pakistán. Detrás de ellos, aparecerá también un incremento de cibernautas móviles en lugares del África subsahariana y del sudeste asiático.

Dos son los factores que explican el crecimiento del acceso a internet a través del móvil en los países emergentes. Por una parte, la drástica bajada del precio de los terminales, gracias a una oferta de teléfonos chinos de bajo coste que funcionan con el sistema operativo Android. Pero, además, el coste de la conexión a datos supone ahora una menor proporción de la renta de los habitantes de esos países.

El estándar 5G promete abrir la puerta a un nuevo mundo en las comunicaciones móviles. Entre muchas otras prestaciones, trae consigo una reducción al mínimo de la latencia (el retardo de tiempo que se produce en las redes), una significativa capacidad de descarga y la posibilidad de conectar numerosos dispositivos simultáneamente. Pero su adopción global no es tan inminente.

GSMA Intelligence calcula que la tecnología 5G tendrá una penetración media global en 2025 del 15% sobre el total de accesos móviles, lo que equivale a 1.360 millones. No obstante, su difusión resultará muy desigual en todo el mundo, centrándose principalmente en un grupo de pioneros: China, Japón, Corea, Estados Unidos y Europa.

Un sector, el de la telefonía móvil, que se enfrenta a un cambio de ciclo: el paso de un mercado maduro y saturado, sin apenas margen para crecer, al salto hacia el estándar 5G, que traerá consigo una revolución de las comunicaciones, pero cuyos efectos quizá tarden algún tiempo en hacerse palpables para el consumidor final.

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