lunes, 3 de diciembre de 2018

Más allá de las finanzas: Blockchain en la administración pública

A pesar de que la palabra Blockchain nos remite inconscientemente al mundo de las finanzas y a la popular moneda virtual Bitcoin, se trata de una tecnología que realmente puede tener efectos disruptivos en numerosos sectores de actividad. Un campo en donde están comenzando a aplicarse iniciativas basadas en Blockchain es en los servicios públicos y Estonia se ha convertido en pionera mundial y ejemplo de buenas prácticas en este sentido.

Ya se habla de la tecnología que lo revolucionará todo y que eliminará los intermediarios financieros, cuya aplicación más conocida es dar soporte a la moneda virtual Bitcoin. Se trata de una base de datos descentralizada, o de bases de datos que funcionan en red mediante un sistema de “cadenas de bloques” de información (de ahí el nombre Blockchain), que permiten la cooperación e interacción entre miembros de redes muy complejas en un esquema de colaboración sin intermediarios que centralicen los procesos. Por ejemplo, en un sistema de tarjetas de crédito como VISA, Blockchain haría innecesario el tener que disponer una autoridad central que supervise las operaciones.

Más allá de las transacciones financieras, Blockchain ofrece soluciones innovadoras para cualquier sector o actividad que repose sobre las relaciones entre ingentes cantidades de usuarios y el intercambio de volúmenes de información considerables. El sector público, y los servicios que ofrece al ciudadano, es un buen candidato para sumarse al mundo de las cadenas de bloques.

Los valores que rigen o deberían regir la administración pública -la transparencia, la rapidez, la eficiencia y la confianza del ciudadano-, son intrínsecos del propio esquema de funcionamiento de Blockchain.

Por un lado, se parte de una base de datos distribuida y cada agente que participa en el sistema tiene acceso a la base completa, no hay ningún usuario que tenga el control de la información y cada uno puede verificar los registros de las transacciones sin tener que contar con intermediarios.

La comunicación tiene lugar entre usuarios (peer to peer), sin pasar un nodo central, de forma que recuerda un poco a aquellos servicios de descarga de música como Napster o eMule. Cada nodo almacena la información y la comparte con los otros nodos.

La transparencia es absoluta puesto que cada transacción y su valor asociado son visibles por cualquier agente miembro del sistema. Todo nodo y todo usuario tienen asociados un valor alfanumérico único de identificación compuesto por treinta caracteres. Las transacciones se producen entre direcciones Blockchain.

Una vez que una transacción entra en la red de bases de datos ya no puede ser alterada porque está enlazada con cada una de las transacciones que la han precedido, por eso se habla de “cadena”. Es por tanto una acción irreversible.

Las posibilidades que ofrece Blockchain para la administración son ilimitadas por su capacidad para interrelacionar a todos los actores implicados en la prestación de un servicio público, como las distintas agencias y departamentos, el ciudadano e incluso los objetos, como el mobiliario urbano. De esta forma, se abre el espectro para la creación de nuevos e innovadores servicios más abiertos transparentes y horizontales, susceptibles de ser prestados en distintos dispositivos y en cualquier momento.

Existen numerosas pruebas piloto sobre el uso de Blockchains en los asuntos públicos y ya se están implementando experiencias en países como Reino Unido, Georgia, Singapur, Australia, Dubai o Ghana. Sin embargo, es un pequeño estado europeo, Estonia, el que va en cabeza en el uso innovador de tecnología en el funcionamiento de las administraciones públicas.

No es casualidad que esta república báltica se erija como pionera en este aspecto, dado su expediente de digitalización social. En 2002 el gobierno desplegó una red de wifi gratuito que cubre gran parte de las zonas más habitadas; en 2007 estableció el voto electrónico; finalmente, en 2012 estableció una infraestructura masiva de fibra óptica para garantizar las comunicaciones de alta velocidad en el país. Y la propia administración no quedo atrás y puso en marcha la iniciativa X-Road, un sistema de bases de datos de servicios electrónicos que interconecta y permite la interrelación entre los sectores público y privado.

X-Road no tiene un propietario u órgano de control y cada agente público o privado puede elegir el producto de la red que más se ajusta a sus necesidades. Entre los distintos servicios y prestaciones que ofrece se pueden destacar:
  • Empadronamiento electrónico (registro de residencia)
  • Todo ciudadano puede acceder a todas las bases de datos nacionales para comprobar sus datos personales.
  • Las declaraciones de impuestos se realizan y tramitan online.
  • Un recién nacido recibe cobertura médica de forma automática.

Estonia es también pionera en el campo de la e-Salud y los registros sanitarios electrónicos, con un sistema que llega a incluso a suministrar las recetas médicas online, con el consecuente ahorro de costes para el sistema sanitario y de colas y pérdida de tiempo para el paciente.

Sin duda Blockchain ha iniciado una revolución profunda que pronto podremos experimentar los ciudadanos en nuestras relaciones con el Estado.

martes, 27 de noviembre de 2018

Dark Data, el lado oscuro del Big Data

Igual que los astrofísicos postulan la existencia en el universo de una materia y energía oscuras no detectables, pero que pueden constituir el 95% de todo lo que existe, la mayor parte de la información que circula por las redes queda fuera del rango de estudio de las empresas. Es lo que se conoce como Dark Data o Datos Oscuros, para algunos una fuente de riqueza potencial y para otros un motivo de riesgo.

La consultora Gartner define el Dark Data como aquellos activos de información que una organización recoge, procesa y almacena durante sus actividades de negocio, pero que no llega a poner en valor ni explotar. De acuerdo con International Data Corporation (IDC), el 90% de los datos no estructurados no se analizan nunca (algunos hablan del 80%). Se trata de una ingente cantidad de información que obra en poder de las empresas y que estas no saben, no pueden o no quieren monetizar.

Isaac Sacolick, experto en transformación digital en StarCIO, aporta una definición más amplia del fenómeno de los datos oscuros. Coincide en que se trata de información almacenada por la empresa que no es analizada ni utilizada y describe tres posibles tipos:

  • Datos que existen en el seno de la empresa y en un formato accesible que no han utilizados hasta el momento.
  • Datos que están en poder de la empresa, pero que se encuentran en formatos que resulta muy costoso procesar para su uso.
  • Datos que no son capturados por la empresa o que se encuentran fuera de su rango de actuación.

Para hacernos una idea de este concepto podemos describir a modo de ejemplo algunas categorías de información que se pueden considerar como Dark Data: información diversa que deja el cliente en sus relaciones con la empresa, archivos de registro (log files), información de antiguos empleados, datos sin procesar de encuestas realizadas, registros de llamadas de clientes, coordenadas de geolocalización, registros de todo tipo de sensores, cadenas de correos electrónicos…

Realmente cualquier pista o rastro que dejamos en la red, por banal o insignificante que parezca, puede ser utilizado por una empresa para conocernos mejor o estudiar nuestro comportamiento. De ahí que algunos vean en el Dark Data una poderosa herramienta de marketing.

El tema es que aparentemente los denominados datos oscuros parecen ser morralla sin valor que nos llega sin querer y, sin embargo, si los combinamos con otros datos que, bien recopilamos para algún fin, bien compramos para explotar comercialmente, podemos encontrar una importante fuente de valor añadido sobre los entresijos de los comportamientos de los consumidores que nos aporte una ventaja competitiva frente a la competencia.

La propia Gartner, que nos aportaba un poco más arriba la definición del fenómeno, se muestra cautelosa -si no escéptica-, acerca de la posible utilidad de toda esta información oscura. Con un ímpetu abiertamente desmitificador, desmonta la supuesta máquina de hacer dinero que algunos ven en estos retales de información, o cuando menos, matiza acerca de sus aireados beneficios potenciales. Básicamente, nos recomienda: “a no ser que usted, el que lleva el negocio, tenga alguna idea sobre qué le quiere preguntar a este Dark Data, no tiene sentido preocuparse por ello”. Lo que nos quiere transmitir es que toda esta información en bruto nos tiene que ayudar a probar una idea, una teoría o responder a una pregunta que hagamos relacionada con el marketing de negocio, y si no es así, no es más útil que los muebles viejos que no tiramos y guardamos en el desván, “por si algún día nos hacen falta”.

Aparte de que el Dark Data pueda ser un activo estratégico o no para la empresa, hay quien ve en este fenómeno un riesgo potencial para el negocio, que puede abrir brechas de seguridad e incluso traer consigo problemas legales. Ed Tittel de CIO.com resume los peligros que vislumbra en los datos oscuros, tanto si son utilizados por un negocio en concreto como si lo hace su competencia:

  • La protección legal de gran cantidad de datos (financieros, confidenciales, sanitarios…) puede convertir en un delito su uso por la empresa.
  • Podría hacerse pública, al explotar el Dark Data, información estratégica sensible de negocio, como las operaciones, las alianzas o los factores de ventaja competitiva, poniendo en riesgo el funcionamiento comercial de la organización.
  • Cualquier posible brecha o fuga de información de la empresa redunda negativamente en la reputación de la organización.
  • Si una empresa ha decidido no invertir en explotar sus Dark Data podría llegar algún agente de la competencia para aprovecharse de ellos y de la pérdida de inteligencia competitiva.

El progresivo despliegue del Internet de las Cosas (IoT) no hará sino aumentar el universo del Dark Data. Un crecimiento exponencial del número de dispositivos y sensores, que se prevé de más de 20 de billones para 2050, sin duda multiplica la cantidad de información volcada en la red, de forma, que las estimaciones arrojan que la IoT generará ya en 2019 una cantidad de datos 269 más grande que la que se transmite entre centros de datos o entre dispositivos, y la mayor parte será Dark Data. 

lunes, 19 de noviembre de 2018

Videojuegos, la gran apuesta de la realidad virtual

La realidad virtual es la eterna candidata a producir el próximo salto tecnológico que transforme el modo en que hacemos muchas cosas cotidianas. Y, sin embargo, parece que su adopción y difusión se retrasa, incluso en un sector como los videojuegos, que parece el candidato idóneo para convertirse en la cabeza de playa del desembarco de esta tecnología.

Mark Zuckerberg compró Oculus VR hace algún tiempo con el fin de introducir la realidad virtual en Facebook, pero el año pasado tuvo que reconocer que integrar la nueva tecnología es mucho más complejo de lo que parecía inicialmente y que quizá tenga que invertir más dinero para alcanzar los objetivos que se había fijado.

De acuerdo con Digi-capital, el mercado mundial de realidad virtual en 2016 alcanzó tan solo una cifra de 2.700 millones, frente a unas previsiones iniciales de 3.800 millones.  Otra fuente, SuperData, reduce incluso dicha cifra, situándola en 1.800 millones.

El del videojuego es el sector candidato a liderar la penetración de la realidad virtual, cuando esta se produzca, porque es una tecnología que produce la inmersión total del jugador en la acción. El usuario gracias a la realidad virtual ya no estará frente a una pantalla sino dentro de la misma.

No obstante, la penetración de la realidad virtual en el mundo del videojuego es todavía reducida, como apunta el estudio Libro blanco del desarrollo español de videojuegos 2017, recientemente publicado por DEV (Desarrollo Español de Videojuegos). Según los datos ofrecidos, en 2016 se vendieron en el mundo 6,3 millones de dispositivos de realidad virtual, de los cuales 4,5 millones fueron Samsung Gear VR. DEV considera muy baja esta cifra y atribuye la baja penetración al elevado precio de los equipos.

La gran sorpresa en 2016 fue el éxito de la realidad aumentada, 1.200 millones de dólares en ventas, gracias sobre todo al boom del juego Pokémon Go de Nintendo y Niantic, que generó 600 millones de dólares en noventa días.

A pesar de no cumplir las expectativas a corto plazo, se sigue apostando por las tecnologías de realidad extendida (XR) como importantes generadoras de ingresos, de forma que, en el caso de la realidad aumentada, hablaríamos de la posibilidad de que represente el 77% de un mercado de 108.000 millones de dólares en 2021, siendo su aplicación a los juegos una cifra en torno a los 18.000 millones de dólares.

Los inversores parecen confiar en el potencial de las tecnologías de XR pues las startups del sector captaron el pasado año hasta 2.500 millones de dólares, un 10% de ellos destinados a los videojuegos.
El estudio de DEV destaca que el smartphone es el terminal favorito para el despegue de la realidad aumentada, dado lo favorable de sus características para albergar esta tecnología:
  1. Son altamente atractivos y deseables (tienen ciclos cortos de remplazo).
  2. Sus baterías duran un día entero.
  3. Permiten la conectividad en movilidad.
  4. Se benefician de un amplio ecosistema de aplicaciones y subsidios por parte de los operadores.
Se prevé el lanzamiento en 2018 de terminales de Apple y Samsung específicamente preparados para aplicaciones de realidad aumentada.

En España el 40% de las empresas del sector de videojuegos está llevando a cabo desarrollos para plataformas de realidad virtual y más de la mitad de las mismas pretende hacerlo en un futuro cercano. Con la realidad aumentada las cifras son más modestas: el 29% está ya desarrollando aplicaciones y el 39% pretende hacerlo en breve.

Es significativo, como muestra de las expectativas que generan estas tecnologías, que de los perfiles profesionales del sector que más demanda van a conocer en los próximos cinco años, el de experto en VR y AR aparece en tercer lugar en importancia, solamente superado por el de programados y los relacionados con el marketing y la distribución.

Aun sin haber cuajado en el mercado, la tecnología de la realidad virtual en el videojuego ya ha iniciado su evolución por nuevos caminos, como la incorporación de la inteligencia artificial, el reconocimiento de voz o la copresencia, es decir, la posibilidad de que dos jugadores puedan compartir el mismo mundo virtual.

Sin embargo, el despegue de esta tecnología requiere solucionar problemas de índole comercial, como puede ser el elevado precio de los equipos, así como el generar una masa crítica de demanda que tire del desarrollo del sector. También existen obstáculos relacionados con la adaptación del organismo humano a la tecnología inmersiva, pues un gran número de usuarios se marea y siente nauseas al utilizarla.

lunes, 5 de noviembre de 2018

El club de la lucha de los algoritmos

Cada vez son más las voces que se alzan avisando del peligro que supone para el ser humano el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial cada vez más perfectos. Si a ello le sumamos la posibilidad de crear algoritmos deliberadamente diseñados para atacar y confundir a sistemas inteligentes, la capacidad para hacer daño crece de forma exponencial. Aunque suene pintoresco, una solución pasa por enseñar a los algoritmos a defenderse y pelear contra atacantes malintencionados. Y para ello se ha creado una suerte de club de la lucha para sistemas de inteligencia artificial.

Las máquinas inteligentes que aprenden se pueden diseñar para ayudar a las personas, para hacernos la vida más fácil, pero también pueden ser utilizadas para cometer cibercrímenes. Incluso los algoritmos más sofisticados pueden ser engañados. Por ejemplo, un filtro antispam puede ser evitado si se descubren los patrones que utiliza para clasificar el correo electrónico como no deseado. También algoritmos basados en redes neuronales profundas destinados a identificar objetos al reconocerlos en imágenes pueden ser fácilmente confundidos.

Los expertos advierten que tanto los hackers y la ciberseguridad se dirigen hacia la senda de la inteligencia artificial. El investigador de Google Brain Ian Goodfellow lo tiene claro: “los malos utilizaran las máquinas que aprenden (machine learning) para automatizar sus ataques y nosotros utilizaremos el machine learning para defendernos”.

Las posibilidades de delinquir engañando a los sistemas inteligentes son infinitas, desde suplantar la personalidad troleando a los sistemas de reconocimiento facial o de voz, hasta desorientar y confundir a los sensores de los coches autónomos para causar un accidente.

Ante este panorama alarmante, existe una línea de la ciberseguridad que se encarga de entrenar a los algoritmos para defenderse de los ciberataques de los sistemas adversos que intentan engañarles. En suma, les enseñan a pelear.

La plataforma para las competiciones científicas Kaggle ha organizado una curiosa competición que durará varios meses en la que los algoritmos “combaten” entre sí, como si estuviesen subidos en un ring de boxeo (Competition on Adversarial Attacks and Defenses). El objeto de cada uno de los sistemas inteligentes participantes es intentar engañar a los otros y/o defenderse de ataques. De esta forma los investigadores que hay detrás del proyecto pueden analizar su grado de resistencia ante posibles ciberataques y poder fortalecerles en consecuencia.

Por una parte, se trata de descubrir cómo engañar a una red neuronal y por otra cómo construir redes neuronales que no se dejen engañar.

La competición tiene tres categorías, por así decirlo:
  • Ataque adverso sin objetivo (Non-targeted Adversarial Attack). La meta de este ataque consiste en modificar levemente una imagen para conseguir que un sistema inteligente la clasifique incorrectamente.
  • Ataque adverso con objetivo (Targeted Adversarial Attack). En este caso la modificación de una imagen persigue que la inteligencia artificial la clasifique incorrectamente como algo concreto previamente definido.
  • Defensa ante ataque adverso (Defense Against Adversarial Attack). Construir un clasificador inteligente que sea inmune a los ataques adversos.
Kaggle, que es parte de Google Cloud, supone un valioso campo de experimentación en inteligencia artificial. Además, sus responsables consideran que la difusión de este “club de la lucha de algoritmos” puede atraer la atención pública sobre los riesgos asociados a las máquinas inteligentes en un momento en que su presencia se va haciendo cada vez más visible en muchos ámbitos de la sociedad.

lunes, 29 de octubre de 2018

Retrato de las redes sociales en España

Las redes sociales ya forman parte de nuestras vidas. Poco a poco han ido acoplándose a nuestra rutina cotidiana, tanto como medio de comunicación con los demás, como una fuente de información y de entretenimiento. Después de casi una década desde que alcanzaron un público masivo, tras una etapa de competencia entre ellas y crecimiento desmesurado los medios sociales supervivientes parecen haberse estabilizado en volumen de usuarios. El Estudio Anual de Redes Sociales 2018 (novena edición) de IABSpain y patrocinado por Adglow dibuja una panorámica del estado de este fenómeno en nuestro país.

Una de las principales conclusiones del estudio es la alta penetración de las redes sociales en España: el 85% de la población que utiliza Internet tiene un perfil en algún medio social. Ahora bien, la evolución interanual del número de usuarios presenta un estancamiento en los últimos años, después del periodo de crecimiento acelerado de 2009 a 2014. Se trata de una tendencia de estabilidad que denota una saturación de este mercado específico.

Un dato curioso que ofrece el trabajo es el perfil del español que no utiliza redes sociales, que es mayormente un varón mayor de 46 años con estudios universitarios.

Entrando ya en el terreno de las marcas, Facebook y Twitter son las redes más populares seguidas de Instagram, si bien la plataforma del pájaro azul cae en notoriedad respecto al año anterior. Si atendemos al número de usuarios, Facebook vuelve a encabezar la lista (aunque ha perdido usuarios), seguida de WhatsApp, YouTube, Instagram y finalmente Twitter. Pero si hablamos del grado de satisfacción que proporcionan, WhatsApp se lleva la palma y también son positivamente valoradas YouTube, Instagram y Spotify, mientras que Facebook y Twitter quedan por debajo del promedio, muy a la cola. Finalmente, WhatsApp es la red a la que más horas le dedican los usuarios seguida de Spotify.

En el capítulo relativo a los usos que le damos a las redes sociales, la comunicación con otros es el más importante, además de ver vídeos o escuchar música. Menor importancia tiene el formarnos y aprender cosas allí y el aportar nosotros mismos contenidos. Si atendemos a cómo nos comentamos, queda claro que la tableta es el medio menos utilizado (48% de los encuestados) frente al ordenador (91%) y el móvil (95%). El ordenador es el dispositivo preferido para acceder a Facebook y YouTube, mientras que el smartphone se utiliza más para WhatsApp, Instagram y Twitter.

Si atendemos a las relaciones del usuario de redes sociales con las marcas, comprobamos que estas son estrechas, pues 8 de cada 10 sigue a marcas en las redes. Sin embargo, no llega al 30% el número de usuarios que piensa que las marcas que tienen presencia en redes sociales son más fiables que las que no. Más de la tercera parte de los navegantes acepta de buen grado la publicidad en redes sociales siempre que esta sea acorde con sus intereses. Por otro lado, el 57% se informa en medios sociales antes de realizar una compra online.

El 70% de los usuarios sigue a algún influencer y consideran a este colectivo como sincero, creíble y poco relacionado con la publicidad.

La llamada Generación Z (entre 16 y 23 años) es la que hace uso de un mayor número de redes la vez y sus medios preferidos son WhatsApp, Instagram y YouTube.


martes, 23 de octubre de 2018

La educación se suma a blockchain

Las ventajas que puede aportar el utilizar las cadenas de bloques en la enseñanza han centrado la temática de la nueva publicación de la colección Transmedia XXI que edita Learning, Media & Social Interactions de la Universitat de Barcelona. Blockchain en Educación. Cadenas rompiendo moldes es probablemente el primer libro, publicado en español, sobre las aplicaciones de la tecnología blockchain en educación, según sus autores. En cualquier caso, es un largo y profundo análisis sobre las ventajas que podría aportar esta tecnología a los sistemas formativos, que además presenta ejemplos concretos de experiencias en marcha al respecto de centros como el MIT, la británica Open University o la Universidad de Nicosia en Chipre.

La seguridad y la transparencia son los principales activos de las cadenas de bloques frente a otros sistemas de validación digitales, pues:

  • El registro entero es distribuido a través de una amplia red de ordenadores, es decir, los de todos los participantes en cada blockchain. De esta forma, una caída del sistema no implica perder la información que contiene.
  • Es posible confirmar la identidad de cualquier añadido o modificación en un registro.
  • Cuando un bloque ha sido añadido por consenso entre los participantes, no puede ser eliminado o alterado ni siquiera por los autores originales.
  • Los eventos registrados en la cadena pueden ser vistos por todos, pero la información sobre las personas implicadas se conserva privada.
El uso más inmediato de blockchain en la educación es la generación de los certificados académicos de los alumnos. La trayectoria formativa de cada persona podría estar albergada en una de estas cadenas para ser consultada sin intermediación cuando haga falta, por ejemplo, al solicitar un empleo.

Las ventajas que ofrece frente a otros tipos de certificación digital son:

  • Que no se pueden falsificar y es posible verificar que el certificado fue originalmente emitido y recibido por las mismas personas que se indican en dicho certificado.
  • Cualquiera que pueda acceder a la blockchain puede verificar el certificado mediante un sistema de software de acceso libre sin intermediarios.
  • Al no requerir de intermediarios que validen el certificado, éste puede ser validado incluso si la entidad emisora deja de existir.
  • Para poder destruir el registro de certificados emitidos y recibidos en blockchain habría que destruir cada copia de cada ordenador del mundo que aloje el software.
En esta línea de trabajo, el MIT ha creado, junto con la empresa informática Learning Machine, un estándar abierto bautizado como Blockcerts para emitir y verificar certificados en blockchain. Se trata de un software libre que la institución bostoniana ofrece de forma gratuita a todo centro formativo que quiera utilizarlo. Gracias a este sistema los estudiantes pueden operar sin la intermediación de la universidad, es decir, su expediente académico reside en blockchain y ellos tienen el control de sus propios registros sin la intermediación de la secretaría de la facultad.

Otra aplicación de blockchain es el facilitar el pago de los gastos asociados a la formación, por ejemplo, las tasas de matrícula, admisión y acceso, con la criptomoneda bitcóin. Este particular es especialmente relevante en el caso de los alumnos extranjeros, pues les evita las comisiones bancarias asociadas al envío de remesas, que pueden llegar a suponer en algunos casos hasta un 20% más de las tasas de matrícula.

La Universidad de Nicosia en Chipre es pionera en la apuesta por introducir blockchain en su funcionamiento. Aparte de emitir certificados académicos a través de este medio y de ofrecer formación específica a los alumnos sobre las cadenas de bloques (Master of Science in Digital Currency), acepta bitcóin para el pago de matrículas de todos sus grados mediante Bitpay, su propia pasarela de pago, ofreciendo un 5% de descuento al alumnado.

Las cadenas de bloques también pueden transformar la forma tradicional de enseñanza y aprendizaje, en la que el profesor es el portador del conocimiento y el alumno debe recibir ese conocimiento de su maestro. Concibiendo la educación como un proceso emprendido por el alumno, que construye su propio conocimiento en base a un aprendizaje individualizado, los autores del libro afirman que “la tecnología blockchain permite tratar el conocimiento como una construcción elaborada por individuos a través de fragmentos similares de conocimiento”.

De esta forma, establecen una metáfora entre los elementos de la arquitectura blockchain y la enseñanza, que reproduzco a continuación:
  • Los estudiantes serían los participantes o nodos de la cadena de bloques.
  • Los mapas conceptuales para el estudio son los registros
  • Los procesos de aprendizaje o cambios en los mapas conceptuales equivaldrían a las transacciones en blockchain.
  • Finalmente, la certificación académica de los estudiantes estaría representada por los smart contracts o contratos inteligentes.
En este contexto, aunque los alumnos reciben fragmentos similares de conocimiento, blockchain permite que cada uno construya su itinerario personal de aprendizaje individualizado: “la combinación/disposición/secuenciación de esos bloques de conocimiento no tiene que ser necesariamente la misma para cada estudiante; a veces estos itinerarios son distintos para cada persona.”

El aprendizaje diseñado a medida de cada alumno es una vieja demanda de las corrientes recientes de la innovación pedagógica frente al aula tradicional, en la que todos reciben el conocimiento de forma uniforme. Puede que blockchain permita algún día llevar a cabo ese gran salto adelante en los modelos de enseñanza y aprendizaje.

lunes, 15 de octubre de 2018

¿Qué trabajadores son más vulnerables ante la revolución digital?

El Observatorio de BBVA Research publicó en marzo el trabajo Cuán vulnerable es el empleo en España a la revolución digital?, que, firmado por Rafael Doménech, Juan Ramón García, Miriam Montañez y Alejandro Neut, pretende identificar qué tipos de trabajadores ven más amenazados sus empleos por el cambio tecnológico en nuestro país.

Dentro del análisis actual en el marco internacional existen dos visiones radicalmente distintas. La más negativa defiende que la revolución digital que experimentamos en la actualidad es mucho más profunda que las revoluciones industriales del pasado y que va a acabar con un volumen importante de puestos de trabajo, sin crear otros nuevos y condenando a las masas de desempleados a la marginación y a la exclusión social. Pero también están los que pregonan que los efectos de la transformación crearán más empleos en nuevos sectores de actividad de los que destruyen, generando crecimiento económico y bienestar.

Evidentemente, nuestro país no se queda al margen del proceso de transformación digital y el informe de BBVA Research ha querido conocer qué tipo de trabajadores españoles se verán más afectados por la irrupción de la tecnología. Aunque la primera tarea consiste en evaluar el volumen de riesgo, es decir, qué porcentaje del empleo se encuentra en la actualidad en riesgo elevado de automatización.

Para determinar la cifra, los autores han utilizado el estudio ya clásico de Carl Benedikt Frey y Michael Osborne The Future of Employment: How susceptible are jobs to computerisation? junto con microdatos de la muestra anual de la Encuesta de Población Activa (EPA) entre 2011 y 2016. El resultado es que más de la tercera parte de los trabajadores actuales presentan una alta probabilidad de ser sustituidos por una máquina, en concreto, el 36%. ¿Esto es mucho o poco? Aunque es una cifra bastante inferior a la de Alemania, en donde casi el 60% de los puestos de trabajo son automatizables, no deja de ser preocupante.

El siguiente paso del estudio consiste en determinar las características de los ocupados más en riesgo. Para ello, se han tenido en cuenta numerosas variables, desde la edad y el sexo hasta el nivel de formación o el sector de actividad. De esta forma surge el siguiente retrato.

Atendiendo a la edad, el riesgo de automatización es comparativamente mayor para jóvenes que para los mayores de 33 años. En cambio, no se aprecian diferencias entre ambos sexos.

El nivel formativo del trabajador es también un condicionante de la vulnerabilidad laboral, estando más expuestos aquellos con menor nivel educativo, dado que cuanto más formados más capacidad tienen los ocupados de realizar tareas que las máquinas no pueden hacer.

Por otra parte, los trabajadores asalariados presentan más riesgo que aquellos que trabajan por cuenta propia. Dentro de los asalariados, los del sector privado son bastante más vulnerables al cambio tecnológico que los del público.

Atendiendo al tipo de ocupación, tienen más posibilidades de ser sustituidos por la tecnología los que desempeñan tareas de instalación y mantenimiento, de administración, del sector primario, y de los servicios, en general. En el extremo opuesto, se muestran difícilmente sustituibles aquellos que trabajan en temas de educación, legislación, arte y servicios audiovisuales, así como los de actividades sanitarias, financieras y científicas y de investigación.

Analizando los sectores de actividad económica, el empleo del sector primario, la hostelería, la industria manufacturera y las actividades del hogar es el más fácil de ser desplazado, mientras que el de la educación, las actividades profesionales, científicas y técnicas y las del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones se percibe como más sólido.

La posición jerárquica en la empresa u organización también presenta distintos niveles de riesgo de automatización, siendo este muy bajo para directores de grandes y medianas empresas y muy elevado para empleados sin trabajadores a cargo.

La capacidad de adaptación a nuevas formas de trabajar parece condicionar la supervivencia del trabajador, pues se ven más amenazados aquellos que no teletrabajan y mucho menos los que lo hacen más de la mitad de los días.

Finalmente, los trabajadores de las comunidades autónomas con más probabilidad de ser reemplazados por tecnología son los de Murcia, Canarias y Baleares, mientras que los de la Comunidad Autónoma de Madrid son los que menos.

Basándonos en estos resultados, podemos enumerar los principales factores que determinan la probabilidad de automatización:
  1. La posición jerárquica en la empresa: a más responsabilidad, menos riesgo.
  2. El nivel formativo: los más forzados son más difíciles de sustituir por tecnología.
  3. El sector de actividad: los más seguros son la sanidad, la educación y los servicios sociales.
  4. La adopción de nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo, contribuye a reducir la vulnerabilidad a la automatización.

El resto de las variables contempladas, como la edad o el tiempo de permanencia en la empresa, no tienen tanto peso específico como determinantes.

El estudio finaliza con tres propuestas para atenuar las repercusiones negativas del progreso tecnológico sobre el empleo presente y futuro:
  • Invertir más y mejor en capital humano para que la población adquiera conocimientos –fundamentalmente, en áreas STEM– y habilidades cognitivas y no cognitivas complementarios al progreso tecnológico.
  • Reformar el mercado de trabajo quitando barreras a la inversión empresarial y la contratación e introduciendo medidas que optimicen su funcionamiento.
  • Diseñar mecanismos que compensen a los damnificados por la revolución digital, es decir, aplicar medidas redistributivas que eviten la exclusión social de amplios sectores de población.

martes, 2 de octubre de 2018

Por qué debemos enseñar filosofía a los fontaneros

Todos en mayor o menor medida hemos asumido y aceptado el discurso que rige en la actualidad sobre la necesidad de una formación para la empleabilidad, sobre lo imprescindible de enseñar a manejar tecnología a los más jóvenes, o sobre la importancia de impulsar las vocaciones denominadas STEM, es decir, las relativas a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Lo último que escuchamos ahora es que, en el futuro, todo el mundo deberá saber programar si quiere acceder a un trabajo y que los niños y las niñas deben aprender a hacerlo en el colegio.

También damos por sentado que en este “sálvese quien pueda” de mundo que nos ha tocado vivir las humanidades son absolutamente prescindibles en la formación y la cultura de un habitante del siglo XXI. Pues bien, hace ya algún tiempo, el profesor de filosofía Scott Samuelson rebatió estos argumentos en un artículo que publicó The Atlantic con el sugerente título de Why I Teach Plato to Plumbers o Por qué enseño Platón a los fontaneros.

La tesis básica que expone el texto es que este discurso de la formación útil y de la educación para la empleabilidad en las empresas tiene un trasfondo marcadamente clasista. Las clases altas siempre han gozado, y lo hacen todavía, de una educación humanística que suele combinar, especialmente en las universidades de Estados Unidos, la especialización profesional con una amplia cultura intelectual, en literatura, historia, filosofía o en las artes plásticas.

Samuelson argumentaba que este barniz intelectual que reciben las clases pudientes de la sociedad tiene su explicación en tres factores: 

  1. Porque pega con el modelo de ocio de los privilegiados el disfrutar de aquellos bienes elevados de la raza humana: leer a Aristóteles, escuchar sinfonías de Beethoven, viajar por Italia visitando obras de arte…
  2. Porque son personas destinadas a liderar en la política y la economía por derecho de nacimiento y necesitan saber pensar por sí mismos (algo que proporciona una cultura elevada), mientras que a las clases inferiores se las educa a enfrentarse a diversas situaciones más o menos previstas.
  3. Por último, porque siempre está el impulso elitista de abrazar la cultura para diferenciarse de las clases inferiores incultas y previsibles.
Mientras que los ricos proporcionan a sus retoños una educación completa intelectualmente impartida en centros escolares y universidades de lujo, que incluyen sin excepción los distintos campos del saber, elaboran un discurso que defiende la educación para las masas para enfrentarse a un mundo global, es decir, la manida cháchara de la empleabilidad, que no busca formar a personas, sino a fuerza de trabajo.

Recortan cuanto pueden los recursos de la educación pública porque, a fin de cuentas, las clases bajas solamente necesitan formación para convertirse en factor de producción. Nos recuerda Samuelson, a través de una cita de Henry David Thoreau, el concepto que tenían los romanos de la educación:

“Parece que hemos olvidado que la expresión `una educación liberal´ significaba originalmente para los romanos aquella que merecían los hombres libres; mientras que el aprender sobre negocios y profesiones, que únicamente sirve para ganarse la vida, era considerado como algo solamente destinado a los esclavos.” 

Nota al margen: se dice que una parte importante de los hijos de los empleados de las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley estudia en colegios sin ordenadores ni dispositivos electrónicos, y en cambio, lo hacen con papel, tiza, lápices y materiales básicos como únicas herramientas. La razón es que sus padres –esos que diseñan en Google, Apple o Facebook la tecnología que nos mantiene enganchados a las pantallas- considera que el uso de ordenadores inhibe el pensamiento creativo, el movimiento, la interacción humana y la capacidad de atención.

¿Estamos creando esclavos para el sistema productivo con la excusa de la revolución digital? ¿Es el aprender a programar hoy en día equivalente a aprender a manejar un telar en el Manchester de 1870?

lunes, 24 de septiembre de 2018

13 tendencias en inteligencia artificial

Parece que el tirón que está experimentando la inteligencia artificial en esta década va en serio y es poco probable que caiga en otro periodo invernal, como el que vivió en 1970, cuando después de haber generado grandes expectativas llegó la decepción y pasó a segundo plano. En el momento actual podemos comprobar de primera mano cómo está saliendo del entorno experimental de los laboratorios y se va introduciendo en nuestras vidas cotidianas, desde las recomendaciones personalizadas de contenidos en las plataformas de televisión, hasta las sugerencias de palabras al escribir textos en los smartphones.

Dejando de lado los debates de gran calado sobre los posibles efectos perniciosos que las máquinas inteligentes puedan tener sobre el empleo y la privacidad, no está de más analizar las tendencias que presenta esta tecnología en el estricto corto plazo. Ya reflejamos en este blog las predicciones que realizó al respecto PwC y ahora traemos un ejercicio parecido llevado a cabo por la consultora de análisis de datos CBInsights.

El informe Top AI Trends To Watch In 2018 pone sobre el tapete 13 tendencias relacionadas con la inteligencia artificial que ya se están manifestando en 2018. Los autores se muestran cautos sobre la capacidad actual de este campo tecnológico, pues si bien ya existen algoritmos que pueden ganar a campeones de póker y robots que hacen saltos mortales hacia atrás, los sistemas todavía están muy lejos de realizar acciones básicas que hacen los humanos, como entender la escena que se desarrolla en una imagen, por ejemplo.

Con todo, CBInsights ha identificado las siguientes 13 tendencias que van trazando el recorrido de la inteligencia artificial.

1. La automatización toma las fábricas, pero requiere de ayuda humana

Es innegable que la automatización de las plantas industriales es un proceso en marcha que avanza a grandes pasos. También es evidente que las cifras de empleo industrial jamás volverán a ser como en el pasado, pero introducir robots en las fábricas no siempre excluye al trabajador humano.

El informe pone como ejemplo la planta que la empresa textil china Tianyuan Garments Company ha creado en Arkansas, Estados Unidos, que, aunque operada por máquinas, ha supuesto la contratación de 400 trabajadores que se ocupan, entre otras cosas, del mantenimiento de los robots.

Otro ejemplo son los almacenes de Amazon, que utilizan hasta 100.000 robots para trasladar y manipular mercancías, pero que necesitan de trabajadores humanos porque las máquinas tienen problemas para identificar y coger objetos en entornos no estructurados.

2. La inteligencia artificial está en todas partes

Las máquinas que aprenden están en todos aquellos sectores de actividad que cuenten con el volumen de datos necesario para alimentar su aprendizaje. Recordemos que el aprendizaje automático consiste en que los algoritmos aprenden a identificar patrones mediante la asimilación de ejemplos que le son suministrados: cuanta más información recibe, más perfecto será su funcionamiento.

3. China parece estar ganando la batalla por el liderazgo en IA

En muchos aspectos China está superando a los EE.UU. en el campo de la inteligencia artificial. El gobierno chino está llevando a cabo un plan estratégico en este terreno que introduce esta tecnología en cualquier actividad, desde la agricultura a la defensa, en muchos casos a través de startups locales.

Aunque las empresas chinas solo acaparan el 9% del volumen de los negocios relacionados con la inteligencia artificial en el mundo, estas startups en 2017 se llevaron el 48% de todos los dólares invertidos en el mundo en inteligencia artificial, superando a las estadounidenses.

4. Los campos de batalla se trasladan a los centros de datos

La defensa del futuro se basará en inteligencia artificial. Durante la Guerra Fría, los países competían en número de misiles y cabezas nucleares; hoy en día la preocupación de los responsables de la defensa nacional se centra en las cibercapacidades.

Los algoritmos de IA tienen un gran campo de actuación en la ciberseguridad, puesto que los ataques evolucionan constantemente y las defensas deben tener la capacidad de anticipar agresiones desconocidas. La inteligencia artificial puede analizar los millones de ciberataques que se producen en el mundo y crear patrones sobre cómo pueden ser las amenazas futuras para poder prevenirlas.

5. La revolución de la voz

Alexa, el asistente de voz de Amazon, revolucionó el sector de la inteligencia artificial. Ahora Echo de Amazon y Google Home se reparten el mercado de los asistentes virtuales que hablan, una de las principales tendencias en 2018.

Sin embargo, la expansión internacional en este campo podría estar limitada por la cuestión del idioma. Los dispositivos que incorporan Alexa solamente pueden hablar en inglés, japonés y alemán; 
Goggle Home, además de los anteriores, también habla francés; Apple Homepod por ahora solo es angloparlante. Un mercado del tamaño del hispanohablante ha sido dejado de lado, aunque probablemente sea el próximo campo de batalla entre las compañías a corto plazo.

6. Se acelera la automatización de puestos de trabajo cualificados

Los trabajadores cualificados corren el riesgo de ser sustituidos por la inteligencia artificial al igual que los poco cualificados. Se trata de puestos como consultor, abogado, periodista, experto en finanzas o comercial, entre otros. Por el contrario, las profesiones relacionadas con la educación y la sanidad son más inmunes a la automatización porque requieren un alto nivel de inteligencia emocional.

7. La inteligencia artificial se hace periférica

Se aprecia una tendencia hacia la descentralización de la inteligencia artificial, en el sentido de que cada vez está más presente en los extremos finales de las redes, es decir, en los terminales y dispositivos. De acuerdo con el informe, la inteligencia en un dispositivo, como puede ser un teléfono o un coche, aporta la posibilidad de procesar la información localmente y responder más rápido ante cualquier situación que si hay que comunicarse con un servidor central o con la nube.

8. Llegan las redes de cápsulas

Hasta ahora el aprendizaje profundo en inteligencia artificial ha estado basado en redes neuronales convolucionales, pero ahora se empieza abogar por otra arquitectura más eficiente: las redes de cápsulas. El concepto aparece en un paper publicado por Google en 2017 que defiende que estas redes, también llamadas CapsNet, serían capaces de aprender a identificar patrones utilizando muchos menos datos que las convolucionales y con un menor margen de error.

9. La escasez de talento disponible dispara los salarios

La demanda creciente de expertos en inteligencia artificial crece a mayor ritmo que la disponibilidad de los mismos, creando una batalla entre las empresas por llevarse el talento y disparando los sueldos en el sector a cifras de seis dígitos.

10. El revuelo en torno al machine learning acabará

Todo el alboroto que ha levantado el machine learning morirá al convertirse este en algo normal y cotidiano. A partir de ahora no bastará con mostrar tecnología puntera y las startups deberán presentar modelos de negocio sólidos para atraer el interés de los inversores.

11. Amazon, Google y Microsoft copan el mercado

Los esfuerzos en inversión e investigación en inteligencia artificial de las grandes tecnológicas les han llevado a monopolizar el mercado dejando obsoleto el modelo anterior basado en la pequeña startup techie. Los gigantes se repartirán el pastel.

12. Los reguladores a favor del diagnóstico médico

Una de las aplicaciones más interesantes de la inteligencia artificial, el uso en medicina en el análisis de imágenes y la realización de diagnósticos, puede recibir el beneplácito de las autoridades reguladoras y convertirse en algo común en los hospitales y centros de salud. La capacidad de estos algoritmos para comparar en poco tiempo grandes cantidades de datos de pacientes e imágenes médicas será un apoyo decisivo al trabajo del personal sanitario.

13. Llega a la inteligencia artificial el “hágalo-usted-mismo”

Pronto no hará falta ser ingeniero o informático para poder construir un sistema casero de inteligencia artificial. Ya existen empresas que están desarrollando kits para que cualquiera pueda construir un sistema inteligente.

El proyecto de Google AIY (Artificial Intelligence Yourself) ha lanzado un kit de Raspberry Pi para que el usuario pueda montar su propio sistema para el reconocimiento de voz. También ha lanzado un software de redes neuronales para que el aficionado pueda diseñar algoritmos que reconozcan perros y gatos o que identifiquen expresiones en el rostro.

martes, 18 de septiembre de 2018

Blockchain en los servicios públicos

A lo largo de las últimas décadas Internet y los medios digitales en general han transformado drásticamente el funcionamiento del sector público. Se puede decir que en gran medida la Administración ha migrado de lo físico a lo virtual. En aspectos relacionados con la gestión interna, la digitalización de registros y documentos públicos sustituye al almacenaje de toneladas de papel, mientras que, en las relaciones con el ciudadano y la prestación de determinados servicios, las redes acaban en muchos casos con las colas y las esperas.

Para muchos expertos, blockchain tendrá un efecto igualmente transformador sobre el funcionamiento de los asuntos públicos, que todavía no podemos casi ni imaginar. Se trata de un tema que ha analizado el informe Blockchain: The next innovation to make our cities smarter realizado por la división india de PwC.

¿Cuándo usar blockchain?

El libro de contabilidad formado por bloques conocido como blockchain es una solución óptima para situaciones que cumplen la primera de las siguientes condiciones y por lo menos tres de las restantes:

  1. Múltiples interlocutores necesitan compartir información y poder acceder simultáneamente a dichos datos.
  2. Múltiples interlocutores actualizan los datos y esas actualizaciones deben quedar registradas.
  3. Los participantes deben poder confiar que las acciones realizadas en el sistema son válidas.
  4. Los intermediarios añaden complejidad y prescindir de ellos reduce costes y complejidad.
  5. Las interacciones se ven afectadas por el tiempo, de forma que reducir los retardos en los procesos tiene beneficios económicos.
  6. Las transacciones realizadas entre distintos participantes interactúan entre ellas.

¿Dónde usar blockchain?

Aparte de la lista anterior de supuestos abstractos que pueden requerir del uso de la tecnología de la cadena de bloques, es posible identificar áreas concretas de actividad donde los beneficios pueden ser inmediatos. A grandes rasgos, serían las siguientes:

1. Sanidad

Aunque la digitalización de los historiales sanitarios supone en sí una mejora respecto del pasado, la centralización de la información en bases de datos complica su gestión. Blockchain permitiría crear un ecosistema para la consulta y alteración de historiales médicos, manteniéndolos constantemente actualizados por los distintos facultativos y centros de salud que intervengan en el cuidado del paciente.

Otras utilidades posibles en este campo podrían ser mantener localizada la existencia y procedencia de medicamentos críticos, reservas de sangre y órganos para la donación y también mantener actualizada la relación de personas habilitadas para la práctica médica y evitar de esta manera el fraude y el intrusismo profesional.

2. Educación

En este campo existe mucha documentación que puede ser requerida por numerosos agentes y cuya legalidad debe ser garantizada: certificados, títulos, historiales académicos… Un sistema blockchain permite que la procedencia y localización de cada documento siempre esté disponible, facilitando los trámites y los procesos de verificación.

3. Seguridad y justicia

La cadena de bloques podría servir de base para dotar de una mayor coordinación a las distintas agencias y departamentos relacionados con la seguridad pública y el ejercicio de la justicia. Por ejemplo, blockchain podría custodiar las evidencias relacionadas con un juicio, garantizando su procedencia y veracidad.

4. Agricultura

La tecnología de bloques puede aportar transparencia a la cadena alimentaria, ofreciendo en todo momento información sobre la trazabilidad de los productos y su procedencia. Asimismo, puede resultar útil como sistema para registrar parcelas agrícolas y también para gestionar más eficientemente los seguros agrarios.

5. Registro Civil

Es quizá uno de los mejores ejemplos de la utilidad de blockchain. La posibilidad de mantener en una base de datos distribuida la información vital de las personas, como el nacimiento, la muerte o el matrimonio, de forma que se pueda consultar y ampliar desde cualquier oficina que esté en la red.

6. Defensa

Utilizar cadenas de bloques para mantener la seguridad de la información relativa a las infraestructuras de defensa de forma que no pueda ser accedida por personal no autorizado, ni mucho menos modificada sin que se sepa.

7. Gobernanza

Los departamentos gubernamentales, aunque interdependientes, a menudo trabajan como aislados, lo que empeora la atención al ciudadano. Blockchain permitiría que compartiesen información, aportando trasparencia y mayor eficiencia y rapidez en el tráfico de información entre ellos.

8. Energía

En el campo de las energías renovables, la aparición de numerosos pequeños productores que gracias a panales solares se autoabastecen genera unos excedentes energéticos que, si se gestionan eficientemente a través de blockchain, pueden contribuir a fomentar un ahorro significativo de energía.

¿Quién usa ya blockchain?

El informe de PwC presenta ya ejemplos de distintos países del mundo donde se están llevando a cabo proyectos con blockchain. En concreto, son los siguientes:

En la República de Georgia, la Agencia Nacional para el Registro de la Propiedad ha puesto en marcha un proyecto piloto para utilizar la cadena de bloques para registrar la propiedad de los terrenos. Los trámites para las transmisiones de tierras se han reducido de entre uno y tres a días laborables a varios segundos.

Estonia es pionera en ofrecer servicios públicos a través de blockchain. Su aplicación keyless signature interface (KSI) se ha convertido en un ejemplo a seguir en por el resto del mundo.

La Delaware Blockchain Initiative en Estados Unidos utiliza la tecnología de la cadena de bloques para identificar con precisión y en cada momento quién es el propietario de los paquetes de acciones de las empresas, en un estado que concentra una intensa actividad empresarial.

Finalmente, Dubai en alianza con IBM va a utilizar blockchain para gestionar todas las transacciones gubernamentales.

martes, 11 de septiembre de 2018

Llegan los cobots, los robots colaborativos


Si acudimos a Wikipedia, descubrimos que un cobot o co-robot (de collaborative robot) es un robot creado para interactuar físicamente con humanos en un entorno colaborativo de trabajo. A diferencia de los robots industriales a los que estamos acostumbrados, el cobot no opera de forma autónoma, sino que utiliza la inteligencia artificial para interactuar con el ser humano.

Estos sistemas inteligentes incorporan sensores, cámaras, rastreadores y controles, que permiten su relación con el entorno y su adecuación a las tareas de la actividad industrial.  La tesis que defienden los entusiastas de estas máquinas es que relevan a los trabajadores humanos de realizar las tareas más monótonas y aburridas, permitiéndoles desempeñar trabajos más creativos y reconfortantes. En teoría suena bien, pero ¿no estaremos asistiendo a una destrucción masiva de empleo?

Uno de los principales retos a la hora de incorporar cobots al medio fabril es el articular de forma óptima las relaciones entre máquinas y humanos. Como apunta Marc Vidal, al trabajador humano le produce cierta desconfianza su compañero cibernético al no conocer su verdadera inteligencia. Algún intento por “humanizar” el aspecto físico del cobot ha tenido efectos contrarios al buscado.

La empresa Rethink Robotics, pionera en este campo, colocó ojos en las pantallas de display de sus autómatas, dotándoles de unas expresiones seudohumanas, que variaban según hubiese problemas con las tareas a realizar. Según Marc Vidal esto aumentó la desconfianza de los humanos al asociar las expresiones con sonrisas falsas.

Rethink tiene dos modelos de cobots llamados Baxter y Sawyer que están entrenados para trabajar en entornos “no estructurados” lo que implica que conocen su posición en relación con otros objetos y actuar en consecuencia cuando las cosas se mueven de sitio, a diferencia de los robots industriales convencionales. Por ejemplo, si queremos que un robot deposite objetos en una cinta transportadora debemos asegurarnos que estos estén debidamente ordenados para que pueda hacerlo; Baxter y Sawyer solamente necesitan saber lo que se espera de ellos y ya se encargan de buscar los objetos para cogerlos y ponerlos sobre la cinta.

Presentan una gran capacidad de interacción con el entorno. En el ejemplo anterior, supongamos que la cinta transportadora se para y que hay un objeto sobre ella. El cobot esperará hasta que vuelva a ponerse en marcha para seguir depositando objetos.

Igualmente, cuando deben ser reprogramados para realizar una tarea distinta el proceso lleva minutos y no horas, como en el caso de robots convencionales. En general, son más fáciles de programar y de configurar y son más flexibles y seguros.

Otro punto importante es que son relativamente baratos y por ello accesibles para empresas de menor tamaño. Una unidad de producción cobot ronda actualmente los 25.000 euros, pero podría bajar de los 15.000 para 2020.

La flexibilidad que permite el cobot se ajusta a la perfección a los métodos de producción “just-in-time”, que someten la fabricación a las necesidades de la demanda en cada momento minimizando el coste de almacenaje de stocks. Estas máquinas están diseñadas para recibir y compartir información en tiempo real con otros sistemas como los sistemas de ejecución de la fabricación MES (Manufacturing Execution System) o los sistemas de gestión de almacenes WMS (Warehouse Management System).

De acuerdo con Jim Lawton de la empresa Rethink Robotics, mencionada anteriormente, los dos principales obstáculos a los que se enfrenta el desarrollo y la evolución de los cobots son:

  • La destreza manual de estas máquinas todavía es insuficiente para realizar determinadas tareas de precisión, como pueden ser desembalar o enhebrar una aguja.
  • La inteligencia artificial que les alimenta está basada en algoritmos que no pueden interpretar contextos muy amplios. Utiliza el siguiente ejemplo: a un cobot se le puede entrenar para que reconozca perros y lo hará bastante bien, pero si le mostramos la foto de una familia jugando con un perro, no sabrá identificar el contexto más allá de la figura del can.
La pregunta que nos viene de nuevo a la cabeza es si todo este proceso de automatización productiva no destruye empleo. Hay quien afirma que no solo no quitan puestos de trabajo sino que impulsan la creación de otros nuevos.

Preston Summers escribe en un artículo publicado por CobotsGuide que entre 2010 y 2016 fueron incorporados 135.000 robots industriales en la industria automovilística norteamericana, pero que durante el mismo periodo el sector creó 230.000 empleos nuevos.

Algunas empresas, como la energética Waison Group que en los siete meses siguientes de introducir cobots en sus procesos productivos para trabajar mano a mano con sus empleados la productividad del trabajo aumentó un 45% y los costes operativos y las tasas de productos defectuosos descendieron respectivamente un 25% y un 50%. Esta compañía está destinando a trabajadores que estaban en la línea de ensamblaje a posiciones de mayor valor añadido.

Algo similar ocurre en la empresa suiza de fabricación de fregaderos de cocina Franke Küchentechnik AG, cuya incorporación a la línea de montaje de cobots modelo Universal Robots UR5 ha aumentado la precisión con la que se realiza el pegado de las piezas que acompañan a las pilas de aluminio. En este caso, también los operarios desplazados por las máquinas han sido destinados a puestos de trabajo basados en tareas menos monótonas y repetitivas.

lunes, 3 de septiembre de 2018

El sector del dron español

Dron, una aeronave no tripulada. En principio, podría parecer que no son más que juguetes caros para realizar impactantes fotos aéreas, pero ya el ejército de los EE.UU. descubrió a principios de este siglo su mortífera utilidad como armas para atentar con precisión contra los líderes de al-Qaeda en Afganistán.

Mas los drones no se quedan con la imagen de bombas teledirigidas; su utilidad se multiplica día a día desde campos tan diversos como el transporte de mercancías y la prospección minera, por poner dos ejemplos. O el suministro de conectividad inalámbrica tras una catástrofe natural, como hizo la aeronave Flying COW en Puerto Rico en septiembre del pasado año tras el paso del huracán María.

Los vientos desatados arrasaron con la infraestructura eléctrica y de comunicaciones de la isla dejando incomunicada a la población. Para restablecer el servicio lo más rápido posible, la operadora AT&T utilizó el dron Flying COW que emitía señales de comunicaciones móviles hasta cuarenta kilómetros en todas las direcciones, de forma que nada más encenderlo, la gente empezó a conectarse recuperando la comunicación. Era como una torre de telefonía móvil volante.

El modelo utilizado en Puerto Rico era un pequeño helicóptero diseñado para ofrecer un servicio rápido de conectividad a un reducido número de personas. Sin embargo, Art Pregler, responsable dentro de AT&T del programa de sistemas voladores no tripulados, ya está experimentando con helicópteros más grandes, con rotores de más de dos metros, para ofrecer conectividad a grupos mayores, por ejemplo, en un festival de música.

Los drones también ayudan a salvar vidas. La empresa norteamericana Zipline ha creado un servicio de transporte aéreo para los hospitales de Ruanda en colaboración con el gobierno de ese país. Sus aeronaves llevan sangre y plaquetas para transfusiones a veintiún hospitales dispersos y alejados, reduciendo el tiempo de entrega de varias horas a unos quince minutos de media, una espera que puede determinar la vida o la muerte del paciente.

En España, en junio de 2018 la Agencia Estatal de Seguridad Aérea tiene registrados a 3.193 operadores habilitados para manejar drones, casi un 50% que hace un año, lo que da una idea del ritmo de crecimiento de este sector, aunque aún está dando sus primeros pasos. La relativa juventud de esta actividad en nuestro país justifica la falta de información que existe sobre el estado del arte. No obstante, contamos con un trabajo pionero en este campo que es el 1er barómetro del sector de los drones en España realizado por ToDrone.

El estudio, fechado en diciembre de 2016, está basado en una encuesta de más de 30 preguntas dirigidas a un total de 400 panelistas profesionales (empresas, operadores, pilotos, etc.) seleccionados. Los resultados ofrecen un esbozo del mercado de los drones español.

El sector del dron está realmente atomizado pues está compuesto en su mayoría por pequeñas empresas y autónomos, que suponen en conjunto el 93% del total. En concreto, el 85% de las empresas tiene entre uno y cinco empleados. Para los autores del informe, el escaso tamaño de las compañías limita seriamente la capacidad de crecimiento del sector y el poder llevar a cabo operaciones de cierta envergadura.

Siguiendo con la caracterización de la empresa española de drones, el 90% de las mismas realiza menos de cincuenta trabajos aéreos al año, es decir, como mucho un servicio por semana. Por otro lado, el 60% se mueve en mercados regionales y locales exclusivamente, lo que limita en gran medida la cobertura de los servicios aéreos ofrecidos.

En lo relativo a las principales áreas de negocio en las que se utilizan drones, destaca con diferencia el ocio y el audiovisual, que concentra el 45% de los trabajos, seguido de lejos por la minería y las infraestructuras (16,9%) y por actividades relacionadas con la agricultura y el medio ambiente (14,5%). La utilización de aeronaves no tripuladas para el transporte de mercancías todavía no tiene una presencia significativa en nuestro país (1,2%).

Por otra parte, la encuesta pone en evidencia que la financiación del sector es abiertamente insuficiente y que en torno al 80% de los negocios no ha recibido fondos externos ni públicos ni privados.

Respecto al volumen de negocio, la quinta parte de los entrevistados cerró el año 2016 sin facturación de ningún tipo y un 40% facturó menos de 25.000 euros. Se trata de una actividad que está dando sus primeros pasos y a la que le falta cierta madurez para demostrar su rentabilidad económica.

En cuanto a las oportunidades de mejora en el futuro que contemplan los profesionales para el sector de los drones, destaca la integración con otras actividades y sectores, los desarrollos de I+D+i que lleguen a medio plazo y la profesionalización de las operaciones, así como de los técnicos y pilotos a través de una formación continuada e integral.

martes, 24 de julio de 2018

Cuando Harry Potter e Internet cambiaron la forma de leer de los jóvenes

¿Cómo leemos en la sociedad digital? Lectores, booktubers y prosumidores es una publicación dirigida por Francisco Cruces, profesor de Antropología en la UNED, que analiza los nuevos hábitos de lectura que ha traído consigo la sociedad tecnológica en red en la que vivimos. En las páginas del libro encontramos fenómenos de actualidad como el lector prosumer, los booktubers o la narrativa transmedia, que dibujan el perfil del lector del siglo XXI.

Una de las coautoras de la obra, la doctora Gemma Lluch Crespo de la Universitat de València, ha centrado su aportación en definir cómo leen los jóvenes en la actualidad. A su juicio, el cambio de siglo trajo consigo un cambio en el paradigma lector de la juventud y los catalizadores del cambio fueron la serie de novelas de Harry Potter e Internet. La saga creada por J. K. Rowling consiguió entre 1997 y 2007 desintermediar la relación entre el autor y el lector: “pasar de los espacios mediados por adultos (la escuela o la biblioteca) a los espacios aparentemente libres (Internet).” Y ello fue posible gracias al canal de comunicación de la era digital, Internet, que permitió que el autor y la editorial se dirigieran directamente al lector joven, ideando campañas y promociones para él.

El ecosistema de lectura actual de los jóvenes ha roto con el heredado del siglo XX trasladando a la red todos los espacios tradicionales asociados a la lectura, como las librerías o las bibliotecas. Este nuevo ecosistema se caracteriza a grandes rasgos por:
  • Sacar la lectura del entorno privado y convertirla en una actividad social.
  • Convertir al lector pasivo en un creador de contenidos o prosumer.
  • Sustituir al mediador tradicional entre el joven y la lectura (docente, bibliotecario, padres) por la figura del influencer.
  • Cambiar la forma en que se consiguen los libros: de las librerías y bibliotecas a las plataformas online como Amazon.
Señala Lluch que las redes ofrecieron a los jóvenes la oportunidad de encontrar las lecturas que deseaban y que no encontraban en los canales tradicionales. Y esto tuvo un efecto colateral: en la búsqueda también se encontraron con muchos otros lectores como ellos, con quien hablar y compartir sus gustos literarios y experiencias. De esta forma, leer deja de ser un acto individual y privado y se socializa, en palabras de la autora, “transformaron la lectura en conversación”.

Algunos de estos jóvenes han llevado su pasión por las letras y su compromiso hasta el punto de convertirlos en una profesión. Son los influencers, personas que cuentan con miles de seguidores y que disfrutan hablando de los libros con los demás. Han sabido ganarse a las editoriales y a los autores y poder tratar directamente con ambos (“Aprendieron a diseñar campañas de marketing que ofrecían gratis a las editoriales o a los autores que admiraban”). Lo que empieza como una afición les ha llevado a convertirse en gestores de inmensas comunidades de lectores.

El participar en los espacios literarios virtuales de Internet transforma al antaño lector pasivo en un prosumer, es decir, en alguien que no se limita a consumir contenidos, sino que también los produce a través de sus recomendaciones de libros al resto de la comunidad y del intercambio de experiencias online con otros lectores: “En los espacios virtuales que han creado, han unido la lectura a la escritura, por lo que el lector se ha transformado en autor; han encontrado formas de compartir la lectura, de recomendar autores, temas o libros; continuamente, inventan juegos y retos, etcétera”.

Otro de los rasgos de este ecosistema de la lectura juvenil que describe Gemma Lluch es la aparición de una nueva literatura joven dirigida a estos nativos digitales. Libros que a lo mejor no se encuentran en los comercios habituales y que se adquieren o descargan de forma pirata en Internet, que están firmados por autores ajenos al sector editorial y a menudo procedentes del mundo audiovisual, como guionistas de series de televisión, productores o booktubers. Libros dirigidos a fans de los videojuegos y de determinadas series de culto.

Hemos mencionado a lo largo de este breve texto el neologismo booktuber. Desde mediados de esta década, el canal favorito de los jóvenes es YouTube y ello ha dado lugar a la aparición en este medio de líderes de opinión sobre libros para jóvenes que son seguidos por miles de fans. En abril de 2016, El Confidencial se hacía eco de este fenómeno con un llamativo titular: «Son los booktubers, tienen veinte años y han llegado para salvar al libro».

Una aportación interesante de la investigación que ha realizado Gemma Lluch sobre los booktubers y los influencers es la clasificación que hacen de los vídeos que cuelgan en sus canales:
  • Book Hauls – Wrap Ups – Los Book Hauls son los nuevos libros que han comprado, que les han regalado las editoriales, la familia o los amigos o que tienen acumulados en un periodo de tiempo. Habitualmente, los presentan con un Wrap Ups o pequeño comentario. Aunque habitualmente, los Wrap Ups se utilizan para comentar de una manera rápida los libros leídos durante un período de tiempo.
  • Book tag – Preguntas, retos, desafíos y juegos relacionados con los libros. Pueden relacionar unos libros con otros, con películas o sentimientos, proponer preguntas sobre personajes, acertijos, etc. Se puede aprovechar para dar a conocer los gustos del booktuber o darle forma de desafío que se lanza a sus seguidores o a algún booktuber concreto.
  • Bookshelf – A la manera de un tour, muestran los libros que tienen en sus librerías y estanterías.
  • Colaboraciones – Colaboraciones con otros booktubers o apariciones en otros canales.
  • Crónicas – Crónica de actos relacionados con la lectura: presentaciones de libros, etc.
  • Tutoriales – Esta sección es muy diversa y puede incluir desde tutoriales para grabar un vídeo, escribir una novela, etc.
  • TopLibros – Listas con los mejores libros leídos, recomendados, frases literarias favoritas…
 
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