viernes, 30 de noviembre de 2012

Más buenas noticias del frente

Seguimos encontrando titulares que nos demuestran que nuestro país goza de una serie de fortalezas y sectores competitivos que siguen funcionando bien aun cuando todo va mal.

Una de las áreas que aguanta el tipo, no sin dificultad, ante las turbulencias es la relativa a los servicios asociados a las redes e Internet. El número de webs con el dominio español sigue aumentando:

Las webs “.es” esquivan la crisis económica. Los dominios con terminación española crecen el 13%. (Cinco Días, 19 de noviembre)

El siguiente titular demuestra dos cosas: una, que la industria automovilística, una de las más vapuleadas por la crisis tras la construcción, empieza a ver luz al final del túnel, y dos, que el trabajador español es mucho más competitivo de lo que piensa Frau Merkel y que nuestro mercado laboral ya no es tan rígido como solía:

Más de 2.000 millones para fabricar nuevos coches en España. Las factorías nacionales de automóviles atraen inversiones europeas por su alta competitividad y la flexibilidad laboral. (Cinco Días, 21 de noviembre)

En el campo de la tecnología de vanguardia, como son las smart grids, también tenemos una posición sólida:

Endesa inaugura en Brasil la primera "ciudad inteligente" de América Latina (El País, 22 de noviembre)

Y por supuesto, somos líderes mundiales en el apartado de energías alternativas y no sólo por las grandes obras de ingeniería, como los campos eólicos:

La biomasa puede crear 15.000 empleos. España exporta a Europa esta fuente de energía. (Cinco Días, 29 de noviembre)

Curiosamente, gozamos de una proyección exterior bastante diversificada sectorialmente hablando. Yo no conocía nuestra fortaleza en el sector farmacéutico al que pertenece esta empresa vizcaína, creadora del antialérgico Bilastina, que tiene acuerdos con veintiún países de Latinoamérica y diecisiete de Asia y Pacífico:

Faes Farma se lanza a la conquista de Japón. Quiere alcanzar una cuota del 20% con su antialérgico. (Expansión, 26 de noviembre)

Finalmente, hay que destacar la solidez y calidad de nuestra restauración, pues no por más conocido es menos reconfortante:

Dos nuevos tres estrellas Michelin. Quique Dacosta y Azurmendi se convierten en triestrellados y los catalanes Enoteca y Moments ganan la segunda estrella (La Vanguardia, 23 de noviembre)

domingo, 25 de noviembre de 2012

La igualdad social y la educación pública como factores de crecimiento económico

Las posibles relaciones entre la desigualdad social y el crecimiento económico siempre han estado en el eje del debate económico. Para unos, la desigualdad en la distribución de la renta entre la población, o lo que es lo mismo, la concentración de la riqueza en pocas manos, es un factor positivo para el crecimiento de un país; otros al contrario lo ven como un lastre para el buen comportamiento macroeconómico a largo plazo de una nación.

Figuras destacadas del pensamiento económico apoyaron el primer planteamiento. El propio Keynes defendía en 1919 que era precisamente la desigualdad la que permitía la acumulación de formación fija de capital para garantizar una edad de oro en términos de riqueza. Más recientemente, Milton Friedman afirmaba que una mayor desigualdad espoleaba a las personas a trabajar más duro y con ello elevar la productividad de un país. Finalmente, Gary Becker postula que la desigualdad empuja a la gente a invertir más en su educación.

Aparte de los prejuicios morales o políticos que nos puede generar la desigualdad social, hay que tener en  cuenta que:

  • Especialmente en países con grades desigualdades, éstas son con frecuencia consecuencia de rigideces de la economía que lastran su eficiencia, como las leyes laborales en la India o los monopolios estatales en China.
  • El aumento de la desigualdad no tiene que ir necesariamente acompañado de una reducción del tamaño del sector público, que a juicio de los economistas neoliberales es un factor de distorsión en  la economía. A menudo lo único que hace es cambiar la composición del gasto público, por ejemplo, más inversión en sanidad para los mayores de las clases medias y altas y menos para generar oportunidades para la juventud de zonas desfavorecidas.
  • En la teoría del desarrollo se defiende desde determinadas posturas ideológicas que la concentración de la riqueza es necesaria para que una nación invierta en capacidad productiva que propicie el desarrollo y el bienestar de la población en general. Sin embargo, la experiencia observada en naciones en vías de desarrollo, especialmente de Latinoamérica, demuestra que los ricos con frecuencia gastan su patrimonio en bienes de lujo de importación en vez de estimular la economía nacional con inversión productiva.
  • Por último, la desigualdad elevada y creciente traslada entre generaciones la desigualdad de oportunidades, reduciendo la movilidad social y perpetuando la pobreza de los estratos de población más desfavorecidos. Es evidente que no va a gozar de las mismas oportunidades profesionales una persona que estudia en un centro público de un país que no invierte en enseñanza pública, que otra cuya renta le permite gozar de una formación privada complementada con accesorios como la  enseñanza de idiomas o la los estudios de posgrado.

Este último punto introduce dos términos interesantes: desigualdad de oportunidades y movilidad social. Podríamos justificar la desigualdad social siempre y cuando todos los participantes partiesen de la misma situación; la vida y el desempeño profesional de cada cual hace que surjan diferencias de renta entre ellos. Pero bien sabemos que no es así: unos parten en mejor posición que el resto porque sus familias están mejor situadas que las otras y la desigualdad se reproduce generación tras generación.

El tema de la movilidad social ha sido tratado por numerosos estudios recientes, e incluso se ha desarrollado el término “elasticidad de la renta intergeneracional” para medirla. El economista canadiense Miles Corak realizó un estudio comparando en varios países la elasticidad de la renta intergeneracional con el Índice de Gini, que mide la distribución de la renta. Las conclusiones fueron que los países con más desigualdad en la distribución de la renta (mayor Índice de Gini) presentan una movilidad social menor, y viceversa.

La movilidad social es importante, primero, porque parece justo que toda la sociedad pueda aspirar a mejorar su posición social frente a las generaciones precedentes, y segundo, porque el saber que “si te esfuerzas lo suficiente lo puedes conseguir” es un aliciente para que los ciudadanos inviertan más en su formación y se esfuercen por ser lo más productivos posible en su trabajo. La desigualdad de oportunidades solamente lleva al desánimo y a la desmotivación: para qué esforzarse si sabes que nunca vas a mejorar.

Y uno de los factores determinantes para aumentar la igualdad y la movilidad social es la inversión en una educación pública de alta calidad que garantice la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

Una mayor igualdad de oportunidades es un beneficio para la sociedad en su conjunto pues implica que el país contará con un mayor volumen de profesionales bien formados y altamente productivos, los efectos positivos macroeconómicos son evidentes. Deberían tenerlo en cuenta todos aquellos que se afanan en la actualidad por desmantelar los sistemas públicos de educación.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Las buenas noticias del frente

No somos tan malos ni tan inútiles como nos presentan. Es verdad que hemos cometido una serie de errores que han condenado a nuestra economía a retroceder décadas en lo que a volumen de producción se refiere. El desempleo crece exponencialmente y el bienestar de la población se deshace como castillos de arena frente a las olas. Pero no todo va mal, afortunadamente.

Frente al enriquecimiento ficticio de la década pasada basado en el pelotazo inmobiliario, la corrupción y el amiguismo, existe una tendencia de desarrollo en nuestra economía que no puede ser obviada, ni siquiera en pleno ciclo anímico depresivo derrotista. Una parte de nuestro sector productivo funciona y triunfa en los mercados internacionales.

Por una vez y sin que sirva de precedente, coincido con una afirmación reciente del ministro De Guindos, que postulaba en un titular de periódico que la salida de la crisis recae sobre el sector exterior. Evidentemente, no se trata de ignorar y abandonar a las empresas españolas cuyo mercado es exclusivamente interno, pero dado que la demanda interna está de capa caída, y parece ser que por bastante tiempo, desgraciadamente, el empuje de las ventas de bienes y servicios al exterior se perfila como la única alternativa de crecimiento.

Quiero ilustrar esta tesis con una serie de titulares de noticias aparecidas en diarios nacionales que parecen avalar esta tendencia. Son pequeños flashes que por lo menos iluminan un sendero de esperanza para nuestra economía, que todavía mantiene empresas capaces de mostrarse líderes en competitividad en el mercado global.

Empezando por la ingeniería española:

Abengoa empieza a construir dos plantas de energías renovables en Sudáfrica (Expansión, 6 de noviembre)

La logística también está presente:

Concesionarias españolas operan el 36% de las infraestructuras de transporte en el mundo (Expansión, 12 de noviembre)

Tenemos una de las mayores y mejores empresas de telecomunicaciones del mundo:

Telefónica eleva el beneficio un 26,4% por el avance en Latinoamérica (Cinco Días, 7 de noviembre)

Otro grande, en este caso de la energía, que a pesar del juego sucio de los gobiernos es líder en su sector:

Repsol logra ganar más sin YPF que cuando tenía la filial argentina (El País, 8 de noviembre)

Y no nos olvidemos de los servicios directos, como la franquicia Restalia, propietaria de la marca 100 Montaditos que tiene negocio en EE.UU., México y Colombia (y que además vendé la marca España pues como dice en su web:  "The Montadito is a typical element of the Spanish culture and gastronomy. Is a unique tapa-sized bread roll produced with an exclusive bread formula and filled with the best high quality ingredients"):

El montadito se come el mundo. Restalia triunfa con la exportación del mini bocadillo a precios bajos (El País, 11 de noviembre)

Finalmente, y aunque el número de desaparición de empresas es importante, todavía seguimos creando negocio:

El número de empresas creadas en septiembre ascendió a 5.970, el 3,7% más (Cinco Días, 16 de noviembre)

martes, 6 de noviembre de 2012

¿Se dará Twitter otro batacazo en su salida a bolsa?

Sin duda todos recordamos la desastrosa salida a bolsa de Facebook en mayo de este año. Todas las expectativas felices que tenía el sonriente Zuckerberg mientras hacía sonar la campanita se venían abajo los días siguientes, cuando los inversores no confiaron en el modelo de negocio propuesto por la empresa y el valor de la acción descendió en picado.

Y es que el modelo de obtención de ingresos de las redes sociales sigue siendo oscuro y confuso. El error básico es establecer una identidad entre el volumen de visitas y de usuarios, y el flujo de dinero a ingresar. Por supuesto que una plataforma con mil millones de usuarios puede convertirse en un negocio muy rentable, pero esa rentabilidad hay que buscarla, no puede darse por supuesta.

Ahora parece ser que Twitter también prepara una oferta pública de acciones, aunque a juicio de los expertos, las dudas acerca de su potencial rentabilidad son equivalentes a las de Facebook, si bien son dos medios con rasgos distintos.

Al igual que Mark Zuckerberg, los del pájaro azul confían en una arquitectura financiera basada en la publicidad dirigida a sus millones de usuarios, si bien hasta el momento todos los intentos en este sentido se han traducido en los famosos tuits patrocinados. Así en frío no parece un modelo de negocio muy prometedor…

Sin embargo, a juicio de los expertos del sector Twitter presenta una serie de ventajas frente a Facebook que podrían dar pistas acerca de cómo sacarle dinero.  Facebook es demasiado enrevesado en su diseño, está cambiando constantemente para desesperación de sus usuarios, y se ha convertido en un espacio muy cerrado en torno a grupos de personas que comparten intimidades que solamente a ellos interesan.

Por el contrario, Twitter parte de una idea y de un diseño muy simples (“muy zen”, dicen algunos), y ha evolucionado poco desde que se creo en 2006. Es abierta, si uno quiere, y todo el mundo se relaciona con todo el mundo.

Pero sobre todo, y esta es la primera pista que podría conducir a rentabilizarla, Twitter es un servicio de información en tiempo real, información más o menos especializada según los perfiles, públicos o privados, que siga el usuario. Se podría pensar en cobrar por determinados servicios de información de esta red, por crear un servicio de pago que nos dirija a las fuentes de información que necesitamos. Sería una alternativa freemium, como lo que está ofreciendo LinkedIn.

Además, fue, a diferencia de Facebook, una plataforma muy abierta a los desarrolladores externos de aplicaciones. Gente que creó cosas como Hootsuite o Seesmic. Sin embargo, Twitter cambió de forma reciente su política para desarrolladores y limitó las aplicaciones que dependen de datos de la empresa. De forma anterior, personas de fuera podían crear software que sustituía los productos de Twitter para lectura y envío de mensajes. En cambio cualquier nueva aplicación que planee atender a más de 100.000 usuarios debe ahora, de entrada, solicitar permiso a la empresa. En vez de limitar el acceso a programadores externos, podría pensar la manera de abrirse de nuevo e idear fórmulas para compartir ingresos con ellos, algo parecido a lo que hace Apple.

Por último y gracias a su simplicidad basada en los 140 caracteres, Twitter es ideal para dispositivos móviles. A diferencia de Facebook, Twitter se ve bien en cualquier pantalla y no está limitado por el medio móvil. Dado el crecimiento exponencial de los terminales móviles de acceso a redes, las bazas de explotar ese mercado comercialmente, ya sea a través de la publicidad o de la oferta de servicios de pago, son inmensas.

¿Conseguirán presentar un modelo de negocio sólido a sus potenciales inversores o seguirán ofreciendo vaguedades nebulosas?

jueves, 1 de noviembre de 2012

Parte de guerra del ecosistema digital

La necesidad de generar experiencias únicas para el consumidor asociadas a una marca está condicionando la estructura del sector de productos y servicios digitales, el denominado ecosistema digital. Ya no basta con ofrecer un dispositivo o una aplicación a un precio competitivo; se trata de enganchar al usuario a través del sentimiento y de las sensaciones convirtiéndole en fan del logotipo de la empresa.

Apple es el paradigma de esta tendencia y también quien ha indicado la senda a seguir por el sector. ¿Quién no ha discutido hasta la saciedad con un conocido lo estúpido que resulta pagar tres veces más que el coste de una marca estándar por un ordenador portátil solamente porque lleve impreso en el lomo la dichosa manzanita (mi compañero Zeques sostiene que no es una manzana sino un membrillo, pero ésa es otra historia)? ¿Cuántas veces no nos habremos asustado de ver el poder mesiánico de las presentaciones comerciales de Steve Jobs? Apple es más que una empresa de informática, es una experiencia vital para sus clientes (o creyentes).

Todos los agentes que operan en el ecosistema digital (fabricantes de componentes y de terminales, desarrolladores de aplicaciones y de soluciones informáticas, operadoras de telecomunicaciones…) se afanan por escalar la cadena de valor para estar más cerca del cliente, para formar parte de su experiencia. Recordemos que algo tan prosaico como un microprocesador, nada más que un componente interno del ordenador, lleva años alimentando la identidad cibernética de los usuarios a través del famoso cartelito “Intel inside”. Gran parte de los que manejan PCs no han abierto la CPU en su vida y no saben ni la forma que tiene su maravilloso procesador Intel, pero el saberse amparados por esas cinco letras les hace sentirse orgullosos y seguros en el mundo de los bites (yo personalmente escribo estas líneas en un PC clónico de cinco primaveras que guarda en sus entrañas un procesador AMD, bastante más barato que el Intel, y que ha funcionado siempre a las mil maravillas).

Los agentes del sector necesitan agruparse y aliarse entre ellos para ofrecer esa experiencia única al consumidor final. Se trata de crear una experiencia homogénea de uso que fidelice al usuario y además que genere un efecto llamada en potenciales clientes. Se crean por tanto grandes constelaciones de agentes, en las que cada uno aporta su producto o servicio, que compiten entre sí en el mercado. Un mercado profundamente competitivo, inestable y cambiante en el que cada vez resulta más difícil mantener una posición de hegemonía durante mucho tiempo sin esfuerzo. Hace unos pocos años tanto RIM, la fabricante del smartphone Blackberry, como Nokia se comían el mercado de telefonía móvil; hoy sus cuentas de resultados van de mal en peor y todo el mundo considera que han perdido el tren frente a sus competidores.

Básicamente, existen dos formas de posicionarse entre las constelaciones del ecosistema digital: la estrategia vertical basada en la creación de una constelación propia o en sumarse a una constelación existente, y la estrategia horizontal que consiste en especializarse en algún área de nicho que suministre a distintas constelaciones.

Según afirmaba Julio Juan Prieto de Accenture en un artículo reciente publicado en el diario “Cinco Días”, la mayoría de las empresas están adoptando la estrategia vertical en un intento de estar más cerca del consumidor. Esto les lleva a una lucha por intentar controlar el mayor número de eslabones de la cadena de valor para poder asomar la cabeza y saludar al cliente final. Las operadoras de telecomunicaciones también se hayan inmersas en este proceso de pasar de ser meros vendedores de tráfico, indiferentes para el cliente excepto por el precio, a estar asociados con los juguetes que engatusan al público, como un terminal de moda (Orange y el iPhone 5) o cualquier servicio o aplicación (Telefónica y el Firefox OS).

¿A dónde lleva este “Juego de tronos” digital? ¿Cómo acabarán las guerras entre estos reinos de taifas? ¿Conseguirá alguna de las constelaciones una hegemonía cuasi monopolística sobre el mercado? ¿Alcanzará el sector TIC un allanamiento en el ritmo de innovación tecnológica traiga la calma a su ritmo frenético de evolución? ¿Asistiremos al nacimiento de nuevos semidioses como Steve Jobs? No deja de ser apasionante seguir la evolución del sector…
 
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