martes, 22 de octubre de 2024

Las máquinas inteligentes no razonan



La inteligencia artificial es un concepto de moda en estos días, y buena culpa de ello la tiene la popularidad que han cosechado desde hace un par de años los denominados modelos amplios de lenguaje (del inglés large language models LLM), cuyos más conocidos exponentes son Gemini de Google, LLaMA de Meta o ChatGPT de OpenAI, sin duda el más utilizado por el público. Se trata de una aplicación de la inteligencia artificial llamada generativa porque consigue que estos programas informáticos generen algún tipo de contenido a partir de enormes cantidades de datos que se utilizan para su entrenamiento. Probablemente, su éxito se debe a que, por primera vez, las personas sin conocimientos técnicos pueden utilizar este tipo de servicios inteligentes, ya sea para obtener información en un formato de documento correctamente redactado, ya para crear imágenes o vídeos, por poner unos pocos ejemplos. Y todo ello utilizando el lenguaje natural, pues son sistemas que entienden nuestro lenguaje y son capaces de responder con él.


Para muchos -entre los que se encuentra Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI- estos llamativos modelos de la inteligencia artificial generativa son la antesala de la inteligencia artificial general, es decir, aquella que igualaría o superaría las funciones promedio de un cerebro humano. Según esta corriente de opinión estaríamos a un paso de la singularidad o el punto en la línea temporal del desarrollo tecnológico en el que las máquinas superan a los humanos. Pero no todos los expertos están de acuerdo con esta visión, y cada vez hay más voces que defienden que la inteligencia artificial actual no es otra cosa que una herramienta estadística con un potencial descomunal para procesar ingentes cantidades de datos.


Un reciente estudio llevado a cabo por tres expertos de Apple (GSM-Symbolic: Understanding the Limitations of Mathematical Reasoning in Large Language Models) parece confirmar las limitaciones en la capacidad para razonar de los LLM. En concreto, el trabajo ha sometido a prueba a una serie de sistemas basados en esta tecnología para resolver problemas de matemáticas que requieren un razonamiento paso a paso, utilizando el cuestionario Grade School Math 8K. La conclusión de la investigación empírica avala la tesis de que los modelos amplios de lenguaje no son capaces de llevar a cabo un razonamiento matemático formal, aunque aparentan comprender los símbolos y parecen poder trabajar con ellos hasta cierto punto.


No obstante, lo que realmente lleva a cabo uno de estos algoritmos es un proceso probabilístico de identificación de patrones y de búsqueda de datos entre los que ha recibido en su entrenamiento, pero sin entender los conceptos. Los ensayos demuestran que estos modelos pueden arrojar distintas respuestas cuando se les presenta la misma pregunta de distintas formas. En concreto, cuando a una misma pregunta se le añaden cláusulas adicionales que no afectan al proceso de razonamiento requerido para solucionarla -son irrelevantes-, la eficacia en el desempeño de los modelos cae en picado y, por tanto, también lo hace su fiabilidad.


El estudio concluye que no se ven trazas de razonamiento en los LLM: “no hemos encontrado ninguna evidencia de razonamiento formal en los modelos de lenguaje…Su comportamiento puede ser mejor explicado por una sofisticada identificación de patrones-tan frágil, de hecho, que cambiar nombres puede alterar los resultados un ~10%”. Parece que habrá que esperar para ver una inteligencia artificial que realmente comprenda el mundo que le rodea, como hace el cerebro humano, y que no se limite a manejar con eficiencia ingentes cantidades de datos.



martes, 15 de octubre de 2024

La demanda de profesionales digitales va en fuerte aumento


 

La gran duda que arroja este singular periodo de transformación tecnológica que atravesamos es si la ola de innovación y cambio será capaz de crear más puestos de trabajo que los que destruye. Resulta evidente que la automatización de tareas en casi todos los sectores de actividad económica hacen innecesarias muchas de las ocupaciones que antes llevaban a cabo trabajadores humanos. Poco a poco vemos como se digitalizan cosas tan cotidianas como la atención al cliente, por medio de robots conversacionales, la venta de localidades para espectáculos o los paquetes de viajes turísticos, que en gran medida se realizan a través de plataformas web, o los servicios financieros, quizá el ejemplo más notable por la consecuente reducción del número de sucursales físicas de bancos y cajas de ahorro en la pasada década.  

 

No obstante, la progresiva digitalización genera una demanda de empleo tecnológico que en España, hoy por hoy, está costando cubrir por la falta de profesionales debidamente cualificados. La Asociación DigitalES, que reúne entre sus miembros a las principales empresas del sector de las telecomunicaciones, acaba de publicar un informe que analiza la evolución de aquellas ocupaciones que están siendo más solicitadas por las empresas españolas. El trabajo las ha dividido en tres grandes epígrafes: tecnológicas, relacionadas con el medio ambiente y aquellas de carácter social. Aquí nos centraremos solamente en el primer grupo. 

 

Una de las grandes conclusiones del estudio de DigitalES es que todos los sectores de actividad -y no sólo los tecnológicos- demandan perfiles profesionales digitales. De hecho, aunque el empleo tecnológico tiene más peso en la industria, su crecimiento ha sido más acusado en el sector servicios. Dentro de las distintas ramas de la tecnología digital, destaca por su protagonismo reciente la inteligencia artificial, y esto es así por tres razones: la adopción de nuevas normativas sobre esta disciplina -como la reciente ley aprobada en el ámbito europeo-, la generalización de su uso profesional y particular para todo tipo de fines, en parte gracias al éxito de las aplicaciones de la inteligencia artificial generativa, y la necesidad de que las empresas actúen ante determinados riesgos. En este sentido, uno de los perfiles cuya demanda destaca especialmente es el de ingeniero de aprendizaje automático, pues ésta ha crecido un 625% entre 2019 y 2023, seguido del de ingeniero de inteligencia artificial, que lo ha hecho en un 577% en el mismo periodo. 

 

Otro campo innovador en el que existen ya oportunidades profesionales crecientes es el de Building Information Modeling (BIM), que es una metodología de trabajo colaborativa para la creación y gestión de un proyecto de construcción, con el fin de centralizar toda la información del proyecto en un modelo de información digital creado por todos sus agentes. En este sentido, destacan por su evolución positiva los perfiles de coordinador/a BIM y modelador/a BIM. 

 

Con más tradición que la anterior, el área de la tecnología en la nube continúa generando empleo, y el perfil más demandado es el de ingeniero cloud. Igualmente, el ámbito de la ciberseguridad, por su carácter crítico para cualquier actividad desarrollada en red, se ha convertido en un generador de demanda de profesionales digitales, principalmente los de arquitecto, ingeniero y analista de ciberseguridad. 

 

En otro orden de cosas, la creciente regulación a la que se ven sometidas las actividades relacionadas con la tecnología -por lo menos en Europa- ha propulsado la necesidad de las empresas de contar con expertos en temas legales y en cumplimiento (compliance) de las normas, el buen gobierno y la reducción de riesgos en el desarrollo y uso de aplicaciones y servicios. Finalmente, el informe de DigitalES ha registrado un aumento en la demanda de perfiles especializados en garantía de calidad (Quality Assurance o QA) del software, producto o servicio de una determinada empresa. 

 

 

  

 
Google Analytics Alternative