miércoles, 19 de febrero de 2025

Frente a los riesgos de las criptomonedas, legislación y supervisión



El viernes 14 de febrero se desató en Argentina uno de los mayores escándalos recientes relacionados con el mundo de las criptodivisas. El lanzamiento de un nuevo activo digital denominado $Libra fue promovido en redes sociales por el presidente Javier Milei, lo que llevó a miles de personas a invertir en él, de forma que creció exponencialmente en minutos, para poco después desplomarse hasta no valer nada. Se calcula que más de 40.000 personas vieron desaparecer su dinero en un abrir y cerrar de ojos.


Independientemente de si ha sido un caso de estafa flagrante o de, como defienden los responsables, “un experimento que salió mal”, lo cierto es que este tipo de sucesos nos deberían poner sobre aviso sobre los peligros que entrañan los productos y servicios fintech, primero, porque su carácter innovador y novedoso muchas veces impide aventurar los efectos perniciosos que pueden traer consigo a los mercados, y segundo, porque suelen tener un nivel de complejidad que los hace muy difíciles de entender para el público no experto, que puede verse atraído por una lucrativa inversión sin conocer los riesgos que entraña.


A menudo, y desde otras áreas geográficas, se tacha a Europa de hiper regulada y de bloquear normativamente el libre discurrir del mercado, pero lo cierto es que las autoridades comunitarias están promoviendo una transformación digital basada en la ética y en defender los derechos individuales de la ciudadanía, para que no se puedan ver vulnerados por un avance tecnológico que sucede a una velocidad vertiginosa. De esta forma, en el campo de los criptoactivos, la Comisión ha desarrollado el Reglamento del Mercado de Criptoactivos (Market in Crypto Assets o ‘MiCA’) que persigue la creación de un marco normativo común tanto para los bienes con la consideración de criptoactivos, como para los proveedores de servicios relacionados.


Aprobado por el Parlamento Europeo en abril de 2023, MiCA ha entrado en vigor en diciembre de 2024. Se trata de un paraguas legal para los 27 Estados miembros, de forma que cualquier operador de criptoactivos que quiera actuar en la UE ya no tiene que someterse más que una regulación, y no a la de cada uno de los distintos países como ocurría antaño. MiCA está diseñado para proteger a los inversores contra la manipulación de los mercados y la estafa, y para prevenir y reducir el mal uso de los cripto activos.


Por otro lado, España fue pionera en la creación de un sandbox regulatorio fintech en 2021. Se trata de un espacio controlado donde se permite probar proyectos financieros innovadores de base tecnológica en el mercado real, como puede ser el lanzamiento de una nueva criptodivisa. Así, con consumidores reales, se testan proyectos bajo el control y supervisión de la autoridad competente y cumpliendo con requisitos específicos. El objetivo de esta iniciativa es permitir a los potenciales participantes de base tecnológica testar sus productos o servicios, y velar por la estabilidad de los mercados y la protección de los consumidores finales.


La figura del sandbox regulatorio se observa como una solución para adaptar la regulación con el paso acelerado al que surgen los proyectos innovadores en el mercado. Busca proveer a las autoridades supervisoras competentes el control y la información necesarios sobre el funcionamiento de estos nuevos modelos de negocio tecnológicos, que requieren la aplicación del principio de proporcionalidad. El sandbox es una herramienta muy en boga en temas de innovación digital. De hecho, a finales de de 2024, el Ministerio para la Transformación Digital  lanzó la primera convocatoria de un nuevo sandbox para sistemas de inteligencia artificial de alto riesgo.

miércoles, 5 de febrero de 2025

El agotamiento del modelo de negocio de Netflix



El fenómeno del streaming ha trastocado la forma tradicional de consumir audiovisual. La irrupción en la pasada década de las plataformas over-the-top (OTT), como Netflix, Disney+ o Max, ha traído consigo una nueva forma de lo que antes se conocía como ver televisión en la que ahora los contenidos los selecciona el propio usuario, sin estar sometido a una parrilla de programación, y se pueden consumir en cualquier dispositivo digital conectado, como ordenadores o móviles, lo que añade la ubicuidad. Durante los últimos años hemos asistido a un crecimiento espectacular del volumen de actividad de los principales agentes del sector, pero ahora se aprecia una cierta saturación del mercado caracterizada por unos resultados económicos casi estancados y basados en una competencia feroz.


El informe de Pwc Entertainment and Media Outlook 2024-2028 refleja en cifras esta desaceleración: aunque se prevé el aumento de los servicios de video over-the-top (OTT) de 1.600 millones en 2023 a 2.100 millones en 2028, equivalente a un crecimiento anual medio del 5,0%, los ingresos promedio globales por suscripción de video OTT apenas se moverán. Todo esto ha llevado a las principales empresas a reconsiderar sus modelos de negocio y a plantear la diversificación de las fuentes de ingresos.


Las principales plataformas de streaming están buscando alternativas para engordar las cuentas de resultados más allá del formato tradicional de la suscripción (SVOD: Subscription Video on Demand). Una de las opciones, que ya han empezado a aplicar tanto Netflix como Disney+ y Amazon Prime Video, es combinar la suscripción con publicidad, es decir, ofrecer a los usuarios que lo deseen la posibilidad de pagar menos por la suscripción a cambio de tener que ver anuncios. La financiación publicitaria va a ir aumentando su peso y Pwc calcula que en 2028 la publicidad representará alrededor del 28% de los ingresos globales del streaming, frente al 20% en 2023. Igualmente, algunas de estas empresas están aplicando otras medidas tendentes a aumentar el volumen de suscriptores, como limitar la posibilidad de compartir contraseñas con usuarios no dados de alta en el servicio, algo que antaño estaba a la orden del día.


Desde el lado de la demanda, el consumidor manifiesta cierto hastío de acumular suscripciones a distintos servicios en función del contenido que le interesa. Este sentimiento es reforzado por los continuos aumentos de tarifas que se suceden en todas las plataformas. Todo esto ha llegado hasta tal punto que ha surgido un tipo de usuario bautizado como cancelador en serie, pues son clientes que no mantienen las mismas suscripciones a lo largo del año, sino que se dan de alta y de baja de forma recurrente en función de los distintos estrenos de contenidos de cada plataforma. La experta en mercados audiovisuales Elena Neira aporta el dato de que, en 2023, un 40% de las nuevas altas en servicios de streaming lo fueron de personas que, previamente, habían cancelado. Todo esto está llevando a que las plataformas hayan replanteado sus estrategias de diferenciación mediante contenido exclusivo -el modelo que encumbró a Netflix- y que estén planteando alianzas para realizar ofertas conjuntas. Así, según el informe de Pwc, en Estados Unidos Disney y Warner Bros. Discovery se han aliado para ofrecer un paquete Disney+-Hulu-Max; por su parte, Disney, WBD y Fox Corp. comercializan un paquete de deportes en directo llamado Venu Sports; finalmente, Comcast pone a disposición de sus clientes de televisión y banda ancha StreamSaver, una oferta que combina Peacock, Netflix y Apple TV+.


En España, aunque la televisión de plataformas se ha asentado con firmeza en el panorama audiovisual, la televisión lineal de toda la vida sigue liderando el mercado: de acuerdo con los datos de Kantar Media, acaparó en 2024 el 80,9% de cuota, de la cual un 75,6% es de las cadenas en abierto y un 5,2% de la televisión de pago. El informe destaca también que el streaming va ganando peso con vigor, desde el 15,8% sobre el total de consumo televisivo en enero hasta el 19,1% al cierre del año.





 
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