jueves, 14 de enero de 2010

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro

En su blog,  "El mediascopio", reflexiona Tino Fernández sobre los contenidos que compartimos en redes como Facebook, Tuenti o Twitter. Con bastante salero, comenta cómo sus amigos virtuales le cuentan pormenores sin interés (para él) de sus vidas cotidianas, como por ejemplo, estar esperando en la cola del cine, irse de excursión con la familia o anunciar hechos evidentes, como pueden ser la lluvia o la llegada de la noche.

Es cierto que muchas de las "conversaciones", siguiendo la defiinición del Cluetrain Manifesto, que tienen lugar en los medios sociales parecen banales y sin sentido, pero a lo mejor esa es la constatación de que son realmente conversaciones, en el verdadero sentido del término, como cuando te encuentras con un grupo de amigos y comentas lo mucho que te duele la espalda, el estado de tus hemorroides (algo mejor, gracias) o lo estúpido que se ha vuelto Fulano, ahora que le han puesto coche de empresa tras su último ascenso.

Yo he detectado, especialmente en Twitter, distintos tipos de contenidos que definen o ilustran sobre cada tipología de usuario:

- El Gurú: suele tener muchísimos seguidores y mezcla todo tipo de contenido, tanto banal (del tipo: "bueno, ahora me voy a la cama"), como enlaces a contenidos de interés o citas propias o ajenas.Diga lo que diga será retuiteado profusamente por sus más de mil seguidores como si fuese una carta o epístola de Pablo de Tarso (el inventor del marketing, por otro lado). Todo el mundo quiere ser gurú 2.0, de hecho.

- El teletipo TIC: básicamente, es el que retransmite todas la novedades del sector de la informática y las telecomunicaciones, desde el nuevo color del próximo iPhone de Apple, hasta la más idiota aplicación desarrollada para Facebook. Son un auténtico tostón, aunque los pobres se creen que cumplen una función importante dentro de su sector de actividad, el de la tecnología.

- Los que citan (o citamos porque yo me incluyo entre éstos): nos creemos más leídos que los demás y no paramos de vomitar frases de escritores o filósofos (que también son escritores), más o menos ingeniosas. En mi defensa debo alegar que por lo menos las saco de libros que me he leído enteros y no de las secciones especializadas de revistas del tipo "Muy Interesante".

- Los que cuentan todo lo que hacen: y además en cada momento. "Ahora voy a por el pan", "ahora vuelvo de comprar el pan", "hay que ver lo buena que está la panadera", y tal y tal. Puede tener gracia para su círculo íntimo.

- Los que enlazan a artículos on line: es el perfil más serio y más útil, especialmente desde la perspectiva profesional, pues a veces te dirigen a cosas realmente buenas e interesantes.

 La verdad es que todos los tuiteros combinamos parte de los perfiles anteriores, excepto el de gurú, que para eso hay que valer y ganárselo, y todos comentamos tonterías que no le interesan a nadie, como que hoy ceno huevos fritos, como citamos a Nietzsche o a Chiquito de la Calzada, según el caso, o enlazamos con un artículo que pueda interesar en general a la gente.

Y como colofón no relacionado con lo anterior, y remitiendo al título de la entrada, quiero contar que el otro día volví a ver una película de mamporros en TV de Bud Spencer y Terence Hill, y que me invadió la nostalgia recordando cuando iba a verlas de pequeño a los cines de barrio de doble sesión. Siempre me ha sobrecogido el mamporro-colleja que suministraba Bud Spencer a los malos y que a todas luces debía doler lo suyo.


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