domingo, 2 de mayo de 2010

Agincourt 1415: una lección para la empresa

"For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother"
William Shakespeare. Henry V. Act 4, Scene 1. 

Una de batallitas del abuelo Cebolleta. Siguiendo la costumbre actual tan en boga de mezclar la dirección estratégica de empresas con cualquier referencia histórica o literaria, propongo sacar conclusiones para la dirección de organizaciones de las acciones inglesas en la batalla de Agincourt; de cómo una derrota casi asegurada se transforma en una sonada victoria.

Esta hazaña, que tuvo lugar en el otoño de 1415, se encuadra en una sucesión de invasiones británicas a Francia, dentro de la llamada Guerra de los Cien Años, en un intento de Enrique V de recuperar el trono del país vecino. Las fuerzas inglesas, estimadas entre 6.000 y 11.000 hombres, después de tomar Honfleur trataban de llegar a Calais y chocaron con un ejército francés, dos o tres veces superior en número, comandado por el condestable de Francia, Carlos d´Albret. A pesar de la inferioridad númerica, los ingleses consiguieron una victoria completa, perdiendo los franceses alrededor de 6.000 hombres.

A grandes rasgos, podemos sacar una serie de factores que determinaron el éxito de Enrique de Lancaster y que se pueden extrapolar a la estrategia de la empresa:

1. Liderazgo: el carisma y la capacidad de liderazgo del monarca inglés sin duda influyeron en que sus hombres mantuvieran las posiciones ante un ejército numéricamente superior, máxime teniendo en cuenta que las enfermedades habían hecho mella en las fuerzas británicas. De igual forma, una empresa necesita líderes que tengan la capacidad de incentivar y motivar a los equipos para alcanzar un objetivo común, por encima de las aspiraciones individuales. El espíritu de equipo y la cohesión entre las personas son imprescindibles para alcanzar cualquier meta. Por desgracia, esto es una asignatura pendiente en la mayoría de las organizaciones en donde prima la jerarquía y el "ordeno y mando" por parte de jefecillos (perdón, mandos intermedios) y directivos.

2. Innovación: un palabro que de un tiempo a esta parte nos llena la boca a todos. La batalla de Agincourt cambió la forma de hacer la guerra. Hasta entonces, la caballería pesada -jinete y caballo acorazados- era la principal fuerza de choque en batalla. Sin embargo, un tercio del ejército inglés estaba compuesto por arqueros provistos del "long bow", un arco largo de la altura de un hombre, con una potencia de fuego suficiente como para derribar a un caballero con armadura. Supuso la supremacía de la infantería frente a la vieja caballería medieval. La innovación es igualmente un factor decisivo de competitividad para la empresa, tanto en el desarrollo de nuevos productos y servicios, o en la prestación de los mismos, como en la mejora de los procesos de producción y el funcionamiento interno de la organización. Evidentemente, es una fuente de ventaja competitiva que desaparece cuando nuestros competidores nos imitan, y es por ello, que debe ser concebido como un proceso continuo en el tiempo, como uno de los valores estratégicos de la compañía.

3. Bloquear la estrategia de la competencia: Enrique V dispuso de una serie de defensas delante de los arqueros, compuestas por estacas afiladas clavadas en el suelo, con el objeto de dificultar y frenar la carga de la caballería francesa, frenando su velocidad e ímpetu, y por ende, su capacidad destructiva. De la misma forma, la empresa debe estudiar la estrategia de sus competidores e intentar neutralizarla. Las estrategias genéricas se clasifican como de liderazgo en costes, de diferenciación y de enfoque o especialización; hay que estudiar cuáles aplica la competencia para contrarrestarlas. Existe una rama entera de la dirección estratégica de empresas dedicada a este tema, así que no tienen sentido insistir más en ello aquí.

4. Entorno favorable: el entorno, en este caso la climatología, le fue favorable a los ingleses: las lluvias en los días previos a la batalla dejaron abundante barro que hacía resbalar a los caballos franceses obstaculizando el ataque. Por supuesto, la empresa no tiene control sobre los factores externos, es decir, los del entorno en el que desarrolla su actividad; sin embargo, hay que mantener una vigilancia permanente de todo el marco de circunstancias que pueden influir en el negocio (geopolíticas, socioeconómicas, legislación...) para identificar situaciones de las que podadamos sacar partido y obtener una ventaja estratégica frente a la competencia.

Y esto es todo amigos. A ver si para la próxima se me ocurre cómo ligar el solo de Julián de "La verbena de la paloma" con el Análisis Input-Output: "y por una morena chulapa me veo perdío, y a la cara me sale el coraje que llevo escondío".


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