No, no voy a hablar de John Dos Passos, de Steinbeck, ni de Hemingway, que por otro lado nunca estuvo aquí. Es sobre algo que no es más que una intuición pero que me está dando vueltas en la cabeza, relacionado con todo este circo 2.0. ¿Y si se estuviese produciendo un estancamiento en el uso de los medios sociales en la generación que va aproximadamente de los 35 a los 50?
Vale, basar una hipótesis en una intuición es menos científico que los programas de marcianos de Iker Jiménez, pero vengo observando un descenso drástico del grado de participación de la gente en Facebook, que les guste o no a los iluminados que veneran a los cacharros cuyo nombre empieza por “i”, es la única red, aparte de Tuenti, que ha alcanzado una masa crítica importante de usuarios en España. Ahí es donde realmente puedes ver el calado de la cultura 2.0 en la sociedad en general, la de verdad, que es ajena a y está fuera del microuniverso techie.
Los que estamos dentro de esto no nos damos cuenta de que no somos nada representativos, y las encuestas y estudios sobre uso de redes y otros medios sociales a menudo, no siempre, parten de muestras basadas en usuarios activos, pero pocas veces se sale a la calle a preguntarle a la gente si utiliza tal o cual red, cuánto y para qué.
Mi percepción, personal y completamente subjetiva, contradice todos los informes sobre el tema, que apuntan a un crecimiento imparable de la penetración de las redes sociales. Los aproximadamente cien amigos que tengo en Facebook no se pueden considerar muestra de nada, aunque entre ellos hay desde gente muy geek hasta otros tan poco tecnológicos que aún utilizan el Explorer 6. En lo que sí que coinciden es que casi todos están entre los treinta y muchos y los cincuenta. Lo que he observado es que el nivel de actividad ha bajado considerablemente desde el año pasado que fue el del boom. La carga de contenidos, los comentarios e incluso la frecuencia de conexión son mucho más esporádicos que antes. Da la sensación de que se han aburrido de Facebook después de la primera ilusión de la novedad. ¿Qué está pasando? No oigo a mi alrededor más que comentarios del tipo “huy, hace que no entro a Facebooook”.
Tengo ganas de ver nuevas estadísticas de Twitter pero me da la sensación de que nunca va a llegar a ser más que un ghetto para expertos tecnológicos y afines, y un lugar en el que las empresas y organizaciones, únicamente del sector TIC, lanzan sus mensajes (¿alguien seguiría un perfil como Sanitarios Martínez por muy buen Community Manager que tenga dicha fábrica de wáteres?).
Los jóvenes que ya han nacido después de la explosión de Internet sí que hacen un uso intensivo de Tuenti y de servicios como Messenger. Como me decía Dolors Reig, las comunidades y las redes evolucionan y envejecen con sus usuarios: probablemente, si existe Tuenti dentro de diez años, será una red de y para gente de entre 25 y 40 años, y los jovencitos futuros se apuntarán en masa a lugares nuevos que todavía no han nacido.
Y Linkedin está compuesta principalmente por profesionales de muy alta cualificación, que en gran parte trabajan por cuenta ajena en oficinas. Pero, ¿alguien ha visto allí los currículums de encofradores, ebanistas, taquilleras de metro, dependientes o camareros? Pues me da pereza meterme ahora en la página del INE, pero estoy seguro de que son muchísimo más numerosos que los ejecutivos de cuentas, los consultores SAP o los analistas de sistemas, y no creo que encuentren ningún interés en los servicios de networking que ofrece dicha red.
Creo, y siempre basándome en impresiones y factores cualitativos, que si se allana el crecimiento en el uso de Facebook, que no coincide necesariamente con el crecimiento en el número de usuarios, la penetración social de los servicios Web 2.0 se pararía. Supongo que no definitivamente, que sería una meseta, para un arranque posterior una vez que la oferta de medios sociales se redefina y consiga atraer de nuevo a las masas que poblamos la generación perdida (¿o estaremos perdidos para siempre en el maravilloso mundo analógico?).
Vale, basar una hipótesis en una intuición es menos científico que los programas de marcianos de Iker Jiménez, pero vengo observando un descenso drástico del grado de participación de la gente en Facebook, que les guste o no a los iluminados que veneran a los cacharros cuyo nombre empieza por “i”, es la única red, aparte de Tuenti, que ha alcanzado una masa crítica importante de usuarios en España. Ahí es donde realmente puedes ver el calado de la cultura 2.0 en la sociedad en general, la de verdad, que es ajena a y está fuera del microuniverso techie.
Los que estamos dentro de esto no nos damos cuenta de que no somos nada representativos, y las encuestas y estudios sobre uso de redes y otros medios sociales a menudo, no siempre, parten de muestras basadas en usuarios activos, pero pocas veces se sale a la calle a preguntarle a la gente si utiliza tal o cual red, cuánto y para qué.
Mi percepción, personal y completamente subjetiva, contradice todos los informes sobre el tema, que apuntan a un crecimiento imparable de la penetración de las redes sociales. Los aproximadamente cien amigos que tengo en Facebook no se pueden considerar muestra de nada, aunque entre ellos hay desde gente muy geek hasta otros tan poco tecnológicos que aún utilizan el Explorer 6. En lo que sí que coinciden es que casi todos están entre los treinta y muchos y los cincuenta. Lo que he observado es que el nivel de actividad ha bajado considerablemente desde el año pasado que fue el del boom. La carga de contenidos, los comentarios e incluso la frecuencia de conexión son mucho más esporádicos que antes. Da la sensación de que se han aburrido de Facebook después de la primera ilusión de la novedad. ¿Qué está pasando? No oigo a mi alrededor más que comentarios del tipo “huy, hace que no entro a Facebooook”.
Tengo ganas de ver nuevas estadísticas de Twitter pero me da la sensación de que nunca va a llegar a ser más que un ghetto para expertos tecnológicos y afines, y un lugar en el que las empresas y organizaciones, únicamente del sector TIC, lanzan sus mensajes (¿alguien seguiría un perfil como Sanitarios Martínez por muy buen Community Manager que tenga dicha fábrica de wáteres?).
Los jóvenes que ya han nacido después de la explosión de Internet sí que hacen un uso intensivo de Tuenti y de servicios como Messenger. Como me decía Dolors Reig, las comunidades y las redes evolucionan y envejecen con sus usuarios: probablemente, si existe Tuenti dentro de diez años, será una red de y para gente de entre 25 y 40 años, y los jovencitos futuros se apuntarán en masa a lugares nuevos que todavía no han nacido.
Y Linkedin está compuesta principalmente por profesionales de muy alta cualificación, que en gran parte trabajan por cuenta ajena en oficinas. Pero, ¿alguien ha visto allí los currículums de encofradores, ebanistas, taquilleras de metro, dependientes o camareros? Pues me da pereza meterme ahora en la página del INE, pero estoy seguro de que son muchísimo más numerosos que los ejecutivos de cuentas, los consultores SAP o los analistas de sistemas, y no creo que encuentren ningún interés en los servicios de networking que ofrece dicha red.
Creo, y siempre basándome en impresiones y factores cualitativos, que si se allana el crecimiento en el uso de Facebook, que no coincide necesariamente con el crecimiento en el número de usuarios, la penetración social de los servicios Web 2.0 se pararía. Supongo que no definitivamente, que sería una meseta, para un arranque posterior una vez que la oferta de medios sociales se redefina y consiga atraer de nuevo a las masas que poblamos la generación perdida (¿o estaremos perdidos para siempre en el maravilloso mundo analógico?).
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