El veterano cantautor (singer/songwriter en EE.UU.-nada que ver con Víctor Manuel) Elliott Murphy tiene la bonita costumbre de celebrar un concierto el día de su cumpleaños en el que sus fans eligen las canciones que tocará en la velada. De esta forma, en las semanas previas y a través de su lista de distribución oficial en Internet, todo el que lo desea plantea sus temas preferidos y los que reciben más nominaciones entran en la lista a interpretar esa noche. Elliott Murphy delega así una de sus tareas como músico profesional, elegir el repertorio, en su público.
Pues algo parecido es el crowdsourcing, otro nuevo palabro asociado al universo 2.0. El término tiene su origen en un artículo de Jeff Howe en la revista Wired, The Rise of Crowdsourcing, publicado en junio de 2006 y se refiere a una forma inedita de outsourcing o subcontratación, algo con tradición en el mundo de la empresa, en el que los usuarios de un determinado producto o servicio realizan trabajos para la empresa que lo ofrece, generalmente sin contraprestación monetaria. La motivación en este caso suele ser la satisfacción de contribuir a crear o mejorar algo que te gusta.
El paradigma clásico de crowdsourcing es la Wikipedia, la enciclopedia en red creada por los propios usuarios, pero hoy mismo saltaba la noticia de un nuevo ejemplo relevante: la versión en castellano de la red Twitter, que ha sido traducida por usuarios hispanohablantes. El equipo de Twitter ha seleccionado a un grupos de voluntarios que ha realizado un trabajo de traducción colaborativa por el simple placer de hacerlo o por sentirse parte de un medio de comunicación que les seduce.
Por supuesto, se habrán escuchado críticas del tipo "por qué estos ratas no contratan un servicio de traducción", pero creo sinceramente que se ven eclipsadas por lo bonito y original de la idea. En cualquier caso Twitter es un servicio gratuito para el usuario que ha cosechado una gran acogida en el mundo de Internet. Todo este fenómeno puede ser el comienzo de algo nuevo, de nuevas formas de relación entre empresas y clientes que ahora apenas empezamos a vislumbrar, pero que implican cambios profundos en muchos aspectos de la realidad que hemos conocido hasta ahora. Como canta Elliott Murphy, a change will come, un cambio llegará e incluso se está produciendo.
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