Siempre me ha intrigado la estrategia de empresa de Microsoft, que por lo menos en la década de los 90 y buena parte de la siguiente, combinaba una parte de Gran Hermano (el de Orwell, no el de Tele5) y otra de víctima de las rapiñas de los piratas cotidianos, es decir, de todos nosotros.
Los hechos que ilustran su modelo de negocio no dejan de ser cuando menos pintorescos:
- Por una parte, consigue que la mayor parte de los ordenadores que se venden en el mundo lleven su sistema operativo Windows, en cualquiera de sus versiones. Hasta allí bien, aunque como ha ocurrido alguna vez, ha sido acusada de monopolio de hecho.
- Una inmensa parte de las suites de programas de esta empresa que funcionan son piratas (no tanto el sistema Windows que se vende conjuntamente con los ordenadores). ¿En este caso dónde obtiene el beneficio Microsoft?
- Y encima sus productos son objeto de continuas críticas: que si las pantallas de error azules, que si las incompatibilidades con otros programas, que si el Windows Vista es una basura, que ya les vale... Lo gracioso es que los que más se quejan del producto y de la compañía soon los que no han pagado las licencias. Adicionalmente, determinados genios de la informática dedican su brillante intelecto a desarrollar virus devastadores que machaquen a los retoños de Bill Gates.
Sin embargo, en el extremo contrario se erige Steve Jobs, o quien quiera que le sustituya al frente de Apple ahora mismo tras sus problemas de salud, con una visión del negocio diametralmente distinta, basada en mercados de nicho compuestos por profesionales de la informática, del periodismo, del diseño, etc, pero ajena al mercado de masas (no sé si porque no quiere o porque no puede).
Todo el mundo paga por sus productos y no poco, vive Dios. Y a diferencia del caso anterior, sus clientes son "recomendadores", como se definen en la escala de la lealtad del marketing, auténticos apóstoles de la empresa, que no dudan en intentar evangelizarte sobre las virtudes de la Manzana a poco que expreses una tímida opinión sobre el mundo de los unos y los ceros.
Y parece ser que Microsoft se ha convertido en su propio enemigo: se rumorea que el descenso de beneficios experimentado en el primer trimestre semestre del año, hasta un 39% en el caso de Windows, se pueden deber al hecho de haber puesto en circulación versiones beta del Windows 7, hecho que habría ralentizado en este periodo la venta de ordenadores y por ende de sistemas operativos, porque el público estaba a la espera del lanzamiento oficial para realizar sus gastos en microinformática.
Me parece que el próximo ordenador que me compre me voy a pasar al software libre.