Firmemente convencido de que efectivamente el fenómeno Web 2.0 está aquí para quedarse, es decir, que no es una moda pasajera, y que, otra vez efectivamente, está introduciendo cambios en cómo se relacionan las personas entre sí y las instituciones con las personas -aunque todavía apenas se aprecien-; sin embargo, tengo que decir que, de todos los servicios y aplicaciones, Twitter siempre me ha parecido una auténtica majadería, por lo menos en lo que al uso personal respecta.
Twitter es una mezcla de blog y red social, en concreto, microblogging, porque no deja escribir en cada entrada más que 140 caracteres. La parte de red social viene asociada a la funcionalidad de que tú puedes seguir a otros twitteros (o como quiera el Diablo que se llamen) y ellos a ti, tal y como sucede en redes como Facebook. El resultado de este ingenio es un teletipo en el que algunos retransmiten las últimas novedades del sector TIC (y hace falta una piedra Rosetta para descifrar lo que dicen), que son los aspirantes a gurús; y luego está la mayoría que te cuenta las vulgaridades cotidianas que todos hacemos y que a nadie –ni siquiera a ti mismo-, interesa.
Por ejemplo, he visto en un Twitter a uno que te cuenta lo que pesa todos los días, que no es poco a no ser que mida 1,90, y que no contento con la humillación pública, encima hace comentarios que dan pistas sobre cómo se hincha de grasas los fines de semana; otro membrillo se dedicó a twittear en junio el concierto de U2 de Barcelona, en vez de atiborrarse a cerveza y disfrutar de la música (al que le gusten, que a mí me parecen un tostón) como hacen el resto los terrícolas (que comulguen con el baboso de Bono).
Pues bien, según un reciente artículo de Mashable!, el crecimiento de Twitter, en número de visitantes, ha estado prácticamente estancado en los últimos tres meses, e incluso ha bajado en septiembre, que es cuando se supone que se reactiva la actividad en el mundo de Internet. El otro coloso Web 2.0 que es Facebook tampoco ha crecido, pero hay que tener en cuenta que con 300 millones de parroquianos en todo el mundo puede haber alcanzado un merecido estado estacionario, magnitudes que Twitter no alcanza ni de lejos.
¿Será el principio del fin de la herramienta de chorrablogging? MySpace, el pionero del éxito en medios sociales, está cayendo en picado en número de acólitos… It´s the end of the World as we know it (and I feel fine), como pregonaba REM a finales (mediados) de los ochenta.
Comunicación "de verdad", con cierta profundidad... Hace siglos que se persigue, y seguimos estrellandonos contra la barrera que impone el vivir encerrados dentro de nuestra propia piel, y de asomarnos a otros desde la mirada inevitablemente subjetiva. En este contexto, twitter, como facebook, como email, como tlf, como carta, como conversación, no son más que intentos ineficaces, pero al menos consoladores, de ignorar este hecho.
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