lunes, 6 de septiembre de 2021

El futuro de la seguridad inteligente en el hogar

La digitalización ha conquistado también los hogares. La cabeza de playa del desembarco fue la llegada de la banda ancha a los domicilios particulares –primero a través del ADSL que utilizaba las líneas telefónicas convencionales, después con el despliegue de nuevas redes de fibra óptica hasta el hogar-, para conseguir llevar allí las comunicaciones de datos –internet, para aclararnos-, y, más adelante, la televisión a través de IP. Pero, una vez que las infraestructuras digitales están en nuestras casas, la revolución continúa desde dentro. Ha llegado lo que se denomina hogar inteligente u hogar conectado. 

Al pensar en el hogar inteligente, lo primero que nos viene a la cabeza son los asistentes con forma de altavoz, que aterrizaron en nuestro país comercialmente en 2018. Amazon Echo, Google Home, Apple Home o Movistar Home, se han convertido en la cara visible de la residencia digital, si bien, en la mayoría de los casos, su uso se limita a hacer de mando a distancia activado por la voz, lejos de cualquier aplicación domótica más interesante. Y lo cierto es que es un terreno que poco a poco va ofreciendo soluciones cada vez más completas para automatizar el funcionamiento del entorno doméstico –termostatos, interruptores, bombillas…-, y que adquiere una relevancia decisiva en el apartado de la seguridad. La smart security o seguridad inteligente se perfila como una de las áreas de la domótica que más van a crecer en los próximos años.

Los sistemas de seguridad conectados a internet y los dispositivos que los integran garantizan al usuario el poder disfrutar de una presencia remota en su hogar, permitiéndole observar lo que ocurre allí durante su ausencia e interactuar desde la distancia, si ello resulta necesario. Se trata de temas como las cámaras inteligentes equipadas con sensores de detección del movimiento, que identifican todos aquellos que resultan inesperados en la zona vigiladas, enviando las imágenes correspondientes al dueño. Algunos modelos pueden llegar a saber cuándo están los habitantes en el domicilio y desactivarse automáticamente en consecuencia.

Otro dispositivo destacable en el campo de la seguridad del hogar es el timbre inteligente, que al ser pulsado alerta al ocupante y le ofrece en el teléfono móvil la imagen del visitante que está en la puerta, además de la opción de comunicarse con él. Por su parte, las cerraduras digitales permiten gestionar el acceso a la vivienda, registrando quién entra o sale e informando en tiempo real al dueño, y establecer alarmas, por ejemplo, para avisar cuando llegan los niños del colegio. Igualmente, pueden ser operadas remotamente como llaves electrónicas, para bloquear temporalmente el acceso a la vivienda o permitirlo cuando queremos franquear la entrada a alguien y no estamos en casa. También entran en el campo de la seguridad doméstica los detectores, por ejemplo, de humo, de monóxido de carbono o de agua, que informan de posibles accidentes domésticos e incluso que pueden llegar a acometer acciones automáticamente, como cerrar la llave de paso de una cañería si se detecta una humedad excesiva en el área objeto de vigilancia.

En general, todo el sector de actividad comercial en torno al hogar inteligente está esperando a que surja una demanda crítica que estabilice la senda de crecimiento. Aunque las perspectivas que ofrecen los grandes números son más que halagüeñas, lo cierto es que el cliente potencial no acaba de decidirse por llenar su casa de chismes con el apellido “inteligente”, que prometen hacerle la vida más fácil, con la excepción de los citados altavoces, cuyo mercado parece haber encontrado una base de clientes. Y, con todo, en gran parte de las casas en las que están instalados no se les da un uso más allá de como interfaz vocal de internet. En el caso de los servicios de seguridad la historia es la misma. Markets and Markets predice que el valor global del sector alcanzará casi los 75 000 millones de dólares en 2023, con una tasa de crecimiento interanual compuesto del 10,4% entre 2018 y el citado año. Sin embargo, las encuestas directas a los consumidores demuestran que el precio de los sistemas es todavía relativamente caro y se convierte en una barrera de cara a su adopción. Una encuesta que llevó a cabo OVUM en seis países (China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y España) puso en relieve que para la quinta parte de la muestra el precio de las webcams internas y externas, y de las cerraduras y timbres inteligentes es demasiado alto en la actualidad, cifra que se elevaba hasta casi a la tercera parte de los encuestados al hacer referencia a la alarma profesional conectada a un servicio de seguridad.

Aunque más preocupante aún, de cara al crecimiento a corto plazo del sector, es el dato de que entre el 15% y el 22% -en función del servicio o dispositivo- de la población consultada no le ve utilidad. Curiosamente, al ser preguntados por otro tipo de dispositivos inteligentes no directamente relacionados con la seguridad estas cifras suben: el 36% no les ve una utilidad clara a los interruptores inteligentes, el 32% a las bombillas inteligentes, y el 31% no se la ve a los enchufes inteligentes.

 

Foto de Brett Sayles en Pexels

 

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