sábado, 12 de febrero de 2011

El famoseo y Twitter


Un reciente incidente entre un conocido presentador de televisión y una twittera pone en evidencia que Twitter es un medio distinto a otras redes sociales, un entorno especial y, a lo mejor, demasiado alejado de la realidad que vivimos, para bien. El hecho en sí es que el presentador, al ser tachado su programa de telebasura por la twittera, respondió airadamente en la red: “Telebasura tu puta madre, guapa”.


 Es curioso que lo que en el medio en el que se mueve este profesional está a la orden del día -insultos, descalificaciones y chabacanería entre tertulianos de baja categoría personal y moral-, y ya no se considera escandaloso, en Twitter una respuesta así está considera como una falta muy grave por la comunidad que lo habita, habitamos.

Es curioso como “el patio del pájaro azul”, como lo denomina Alfonso Suárez (@Cosecha66), uno de los twitteros españoles más conocidos, ha desarrollado un código de conducta implícito basado en el respeto y la cortesía, en el elogio a los demás y el estímulo, en la amabilidad por encima de todo, en la elegancia, en suma. Yo he sido un gran detractor y crítico de Twitter: a menudo he comentado con otros navegantes que me parecía un mundo edulcorado muy distante del mundo real. Pero también ha habido gente que me ha hecho ver que este mundo es necesario para muchos de nosotros pues el ambiente positivo y estimulante que impera en él te impulsa a compartir las cosas que tienes dentro (ideas, proyectos, escritos…) y a crear, porque siempre recibes un feedback alentador.

El jueves pasado estuve escuchando al filósofo finlandes Pekka Himanen hablando sobre este tipo de cosas, de cómo uno de los factores determinantes de la cultura de redes actual es el enriquecimiento de la comunidad, es decir, como la comunidad te estimula y realimenta para sacar de ti todo tu potencial creativo. Y eso no lo consiguen todas las redes sociales, aunque he de reconocer que en Facebook he visto a gente de la que no me lo esperaba lanzarse a compartir cosas muy interesantes por el “empujón cibernauta”, el calor de los demás.

Parece ser que muchos de estos personajes famosos que meten la pata no han llegado a comprender la filosofía de Twitter descrita arriba. Y el problema no es ya que quedes mal a título personal, lo grave es cuando lo haces representando a una empresa o marca, como es el caso del citado presentador, pues además de ser una figura pública, el incidente estaba relacionado con su trabajo, es decir, con un programa de la cadena de televisión en la que trabaja. Es el mismo caso que el de los artistas “metepatas”, como Alejandro Sanz o Andrés Calamaro, que han tenido conflictos en este mismo medio social, y que son ellos mismos su propia marca o empresa, algo que deberían cuidar por encima de todo.

Es curioso como profesionales de la comunicación o del espectáculo se vean tan desorientados en el universo 2.0 –ellos, que están acostumbrados a tratar a las masas-, y en cambio cada vez más empresas españolas le están cogiendo el tranquillo a las redes sociales y están abriendo nuevos canales de comunicación directa con clientes o grupos de interés.
 
Todos los que nos hemos dedicado alguna vez a desarrollar una estrategia corporativa 2.0 hemos tenido que recibir críticas, burlas y a veces insultos dirigidos hacia la marca que defendemos en las redes, pero sin necesidad de tener un máster en Community Management sabemos que la regla máxima es no perder nunca la compostura, no responder nunca a los insultos con insultos, e intentar siempre razonar y procurar convencer a nuestros detractores. Mantener siempre la elegancia, en suma. No estaría de más que muchas de estas figuras públicas asistiesen a un curso de posicionamiento de marca en Internet, así evitaríamos el bochorno y la vergüenza ajena.

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