sábado, 22 de marzo de 2014

La sombra de la crisis es alargada: abandonad toda esperanza


Los que os acongojáis leyendo profecías distópicas del tipo 1984 de Orwell o Brand New World de Huxley mejor no os acerquéis al informe La sombra de la crisis que ha publicado recientemente el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. El panorama que arroja para nuestro país entre 2014 y 2018 este estudio prospectivo es cuando menos triste y desolador, y en conjunto, abiertamente apocalíptico.

Se trata de un trabajo basado en la metodología Delphi en el que once sociólogos y economistas de reconocido prestigio académico opinan sobre la economía, la sociedad, y en suma, sobre evolución de la calidad de vida en España en los próximos cuatro años. Aquí solamente me voy a centrar en los aspectos meramente económicos, pero recomiendo la lectura de la parte acerca de los jóvenes y las familias, pues arroja un fresco francamente gris y deprimente.

Desde la perspectiva macroeconómica, se prevé un estancamiento de la economía española durante todo el periodo considerado y más allá, hasta 2022. A juicio de los expertos, estaríamos inmersos en un modelo “a la japonesa”, caracterizado por un bajo crecimiento económico (el PIB por habitante se mantendrá por debajo de los niveles de 2007 entre 2014 y 2018). El fantasma de la deflación, es decir la bajada generalizada de los precios, ya es un tema que ocupa los artículos de opinión de la prensa actualmente y es un indicador claro de lo que vaticina el informe.

Predice además un marco internacional complicado por la excesiva competencia en productos de consumo por parte de naciones emergentes. Las grandes empresas españolas deslocalizarán la producción a países de Latinoamérica.

Pero lo peor es que el modelo económico en el que vivimos dará los últimos estertores entre 2104 y 2018, es decir, el que fue gestado entre 1997 y 2007 y que está basado en industria de baja competitividad y en la construcción. Sin embargo, los responsables institucionales no detectarán la necesidad de cambiar a un modelo basado en sectores de alta productividad y mayor innovación, y perderemos la oportunidad histórica de iniciar una nueva senda de crecimiento, según los expertos consultados. En concreto:
“Careceremos de recursos fundamentales para establecer viveros de empresas, fomentar la capacidad emprendedora de los jóvenes y ofrecer a los potenciales empresarios líneas de crédito de capital riesgo adecuadas.”
Es decir, que las políticas de austeridad y la falta de canalización del crédito financiero a la economía real estrangularán cualquier posible iniciativa de cambio que nos pueda sacar del círculo vicioso de la baja demanda y baja producción.

La competitividad de las empresas se buscará como en la actualidad, véase devaluando los salarios y deteriorando las condiciones laborales, en vez de persiguiendo mejoras de la productividad. Por supuesto, la inversión pública en I+D+I, ni estará ni se la esperará. Las políticas de fomento de la investigación que se están planteando en la actualidad no conseguirán dinamizar la economía al estar lastradas por la falta de recursos financieros. Y es que la visión cortoplacista administrativa seguirá en los próximos cuatro años. Cedo de nuevo la palabra a los autores del informe:
“Teniendo en cuenta todas estas previsiones, podemos afirmar que la economía española será incapaz de reactivarse por iniciativa propia a lo largo del próximo quinquenio. Las únicas regiones del país que resistirán mejor la crisis durante este periodo serán las que disponen de un sector industrial potente, como es el caso de Navarra y el País Vasco, y podrán compensar la escasa demanda interna a través de la exportación.”

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