martes, 24 de mayo de 2022

Desinformación, misoginia y derechos humanos

 

El poder de la desinformación es sólido y real. De acuerdo con Reuters Institute for the Study of Journalism, globalmente, el 56 % de los ciudadanos se consideran preocupados sobre la dificultad para distinguir las noticias reales de las falsas en internet, y este porcentaje aumenta notablemente en aquellos países donde el uso de los medios sociales es alto y las fuentes de información tradicionales están menos extendidas, y también en aquellos muy polarizados políticamente.

Dentro del uso actual de la información para hacer daño o manipular a través de medios digitales, existe un campo que apunta en exclusiva a las mujeres. La denominada desinformación de género es la difusión de información engañosa o imprecisa para perjudicar la reputación de mujeres que han destacado en el campo de la política, de los medios de comunicación o de cualquier otro lugar de la esfera pública, trazando una narrativa basada en la misoginia y en los estereotipos de género. Por una parte, persigue alterar la percepción pública sobre la persona en cuestión –generalmente con fines políticos a corto plazo-, y, por otra, desincentivar la aspiración de las mujeres de acceder a puestos de liderazgo y responsabilidad dentro de la sociedad.

La cantidad de ataques contra mujeres en el mundo de la política a través de la desinformación es desproporcionada, comparada con el volumen de los que se dirigen hacia figuras públicas masculinas. El objetivo abiertamente sexista de estas acciones es presentar a los cargos públicos femeninos como poco fiables, sin la inteligencia necesaria para asumir la responsabilidad que reciben, o demasiado emocionales o libidinosas como para ocupar puestos relevantes. Un estudio llevado a cabo con la inteligencia artificial de la empresa Marvelous AI en las elecciones primarias previas a la campaña presidencial de 2020 en EE.UU. concluyó que las cuentas en medios sociales de menor credibilidad –incluyendo bots y trolls– se cebaron con ataques a las candidatas del Partido Demócrata en una tasa mucho más elevada que con sus colegas masculinos, y, además, se trataba de acometidas más concentradas en la persona que en las ideas políticas. Por ejemplo, la narrativa en torno a la actual vicepresidenta del país, Kamala Harris, giraba en torno a sus antecedentes penales y a que su carrera profesional había sido propulsada gracias a los favores de hombres poderosos.

Expulsar a la mujer de la arena política es un primer paso dentro de una estrategia mucho más ambiciosa tendente a erosionar el sistema democrático y los derechos humanos. De hecho, la desinformación de género es una de las armas preferidas de la que ha sido denominada “nueva ola de líderes autoritarios” que recorre el mundo, y en la que estarían incluidas figuras como las de Vladimir Putin en Rusia, Rodrigo Duterte en Filipinas, Viktor Orban en Hungría, o Recep Tayyip Erdogan en Turquía, entre otros. Todos tienen en común una abierta política antiliberal, el ataque indiscriminado a la mujer en la política y la oposición frontal al feminismo.

En última instancia, los regímenes autoritarios, al minar los derechos de las mujeres, conspiran por acabar con los derechos individuales de toda la sociedad. Para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, “la corrosión de los derechos humanos de la mujer es la prueba de fuego para el nivel de derechos humanos de toda la sociedad”.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta lo que quieras

 
Google Analytics Alternative