jueves, 14 de noviembre de 2013

El culto al crecimiento: capitalismo para el pobre y socialismo para el rico

El discurso político y económico actual parece el dogma de una de esas cutres sectas de culto alienígena: no os preocupéis de todas las tribulaciones por la que estáis pasando porque los extraterrestres bajarán a
rescataros… a pesar de que por ahora no haya ni rastro de ellos.

Es una comparación brillante que establece Umair Haque en el blog de Harvard Business Review, preguntándose si realmente está fallando el capitalismo, a juzgar por cómo está cayendo en picado el nivel de vida de las personas (él habla de la situación en Estados Unidos, pero gran parte de Europa no está mucho mejor), o si “alguien” nos está tomando el pelo y nos está vendiendo explicaciones igual de inconsistentes que las basadas en conspiraciones alienígenas.

El artículo enumera las nefastas consecuencias que emergen de la política económica actual, que aunque referidas a los EE.UU.,  son igual o peores en nuestro continente:

  • Una clase media que desaparece después de una década perdida.
  • Una generación igualmente perdida en la juventud.
  • Las rentas medias llevan dos décadas estancadas.
  • Después de una crisis brutal, la economía parece recuperarse, pero el 1% más rico de la sociedad se hace con el 95% de las ganancias.
  • Miles de personas se enfrentan al desempleo y la pobreza.
  • La movilidad social está bajo mínimos y descendiendo.
  • Incluso la esperanza de vida al nacer está bajando.

Según Haque, esto no es absoluto un régimen capitalista, sino una mezcla tóxica de un capitalismo brutal y darwinista (en términos de selección natural) y de socialismo para los ricos, que no hacen más que recibir rescates, exenciones fiscales, subsidios y privilegios. ¿Nos suena verdad? Aquí también hemos sacrificado los sistemas de redistribución de la renta, que garantizan la protección de los más desfavorecidos, para salvar a un sistema financiero corrupto e ineficiente. Y todo para que encima se rían en nuestra cara…

El sistema actual lo define Umair Haque como “Crecimientismo” (Growthism), un dogma de fe que postula que el crecimiento se debe defender a toda costa, por encima de cualquier otro principio, por el bien de las sociedades. Perseguir el  crecimiento justifica cualquier cosa: la supresión de derechos sociales que se suponían inalienables, espionaje masivo, atacar objetivos indiscriminadamente con drones (aviones no tripulados), ejércitos y fuerzas de seguridad privadas… Todo lo que antes hubiéramos considerado fascista y antidemocrático.

Ha supuesto, en Estados Unidos y Europa, renunciar a los principios de progreso y bienestar social que nos han guiado desde 1945, y que con todos los fallos, supusieron una palanca que impulsó la igualdad de oportunidades y también la bonanza económica, al generar un consumo de masas que estimulaba la demanda de productos de cada vez mayor valor añadido.

El Crecimientismo es opuesto a los derechos humanos y políticos porque le suponen obstáculos para lograr sus fines; es por tanto antidemocrático. Pero como es un credo indiscutible merece que las libertades y los principios de la Revolución Francesa sean sacrificados en la hoguera. Sin embargo, el crecimiento no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar la prosperidad que no es otra cosa que unos estándares de vida lo más elevados posible para la mayor parte de la población. En palabras del autor:

“A good education; transport; energy; healthcare; community; food; all these and more are the foundations of real prosperity. Real prosperity isn’t a supergadget in every pocket...while educational attainment, income, wealth, community, opportunity, and life expectancy are dropping, while insecurity, loneliness, poverty, and inequality are skyrocketing”.

“Una Buena educación; transporte; energía; un sistema sanitario; comunidad; alimentación; todo esto y más es el fundamento de la verdadera prosperidad. La verdadera prosperidad no es un superdispositivo en cada bolsillo… cuando los logros educativos, la renta, la riqueza, el espíritu comunitario, las oportunidades y la esperanza de vida están cayendo, mientras la inseguridad, la soledad, la pobreza y la desigualdad se disparan”.

El culto al crecimiento es igual de falso que la alquimia: el oro que creemos obtener sigue siendo plomo. Como en los cultos alienígenas, los extraterrestres nunca llegan para salvarnos, siempre hay alguna excusa para ello, y el engaño persiste porque se basa en la fe indiscutible.

¿Lograremos salir de esta caverna?

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