¿Quién no ha soñado con poder estudiar en la Universidad de Harvard o en el Massachusetts Institute of Technology? Pues ahora es posible hacerlo de forma gratuita y sin tener que volar hasta Boston gracias a los MOOC.
Sin duda una de las grandes revoluciones de los últimos tiempos en el terreno de la educación superior es el fenómeno de los MOOC (Masive Open Online Courses). Probablemente esta modalidad de formación a través de redes esté poniendo la primera piedra de lo que debe ser la esencia del proceso de aprendizaje online que hasta ahora ha sido, en mayor o menor medida, una imitación y adaptación digital de los métodos de enseñanza presenciales de toda la vida.
Pero vamos a aclarar conceptos, se denomina MOOC a un tipo de curso que se imparte a través de Internet, por prestigiosas instituciones educativas, y que puede llegar simultáneamente a ingentes cantidades de alumnos, que pueden sumar hasta varios miles. Adicionalmente, se supone que los MOOC hacen un uso intensivo de los medios sociales, en las comunicaciones docente-alumno y entre estos últimos, y que explotan al máximo los formatos multimedia, especialmente el vídeo y el podcast.
Precisamente es el Instituto Tecnológico de Massachusetts el organismo pionero en poner en marcha en 2001 lo que denominó MIT OpenCourseWare (MITOCW) que en su día definió de la siguiente forma:
«OpenCourseWare combina dos cosas: la tradicional apertura, compromiso e influencia democratizadora de la educación americana y la posibilidad que ofrece la Web para poner una vasta cantidad de información disponible de forma inmediata».
Un año después, el MIT publicó la primera prueba del nuevo modelo educativo, consistente en una página web que albergaba 50 cursos. En el año 2011 la institución celebró los diez años de la iniciativa con más de 2.000 cursos, la incorporación de 33 disciplinas académicas y más de 100 millones de alumnos.
Sin embargo, no es hasta 2008, año en que Stephen Downes y George Siemens, ambos docentes de la Universidad de Manitoba (Canadá), imparten el curso Connectivism and Connected Knowledge (CCK08), en que se considera que comienza la era de los MOOC. Este curso tuvo un alumnado presencial de pago de 25 personas y otro virtual gratuito de 2.300. El alumnado remoto podía interactuar con el aula a través de una plataforma educativa Moodle y de distintas herramientas 2.0, como los blogs y Second Life.
Un reciente estudio, Los MOOC en la educación del futuro: la digitalización de la formación (febrero, 2015), publicado en la colección Fundación Telefónica/Ariel, ahonda en las características de esta tendencia y en sus posibilidades de cara a popularizar y extender la formación superior de calidad.
Los expertos que intervinieron en la realización del trabajo identificaron varias necesidades que presenta el sistema actual de educación superior o terciaria y que en parte pueden satisfacer los formatos tipo MOOC:
La optimización de recursos - Las universidades alrededor del mundo cada vez acogen mayores volúmenes de alumnos (actualmente hay 200 millones de universitarios y se espera que en doce años se produzca un crecimiento del 25%, hasta los 250 millones) y las necesidades de financiación de los centros educativos para poder ofrecer una formación de calidad crecen exponencialmente.
Formación continua – Un concepto que se maneja desde hace tiempo, pero que cobra una relevancia especial en un mundo en rápido cambio como el actual. La necesidad de aprender durante toda la vida y no sólo en el periodo de educación de la persona se hace cada vez más patente.
Formación flexible – Unido a lo anterior, el proceso de aprendizaje debe poder ser compatible con otras actividades, como por ejemplo las laborables, por lo que debería ser modulable y escalable para adaptarse a la disponibilidad temporal del alumno.
Los MOOC suponen una optimización de los recursos disponibles puesto que un mismo equipo docente puede atender a miles de alumnos, utilizando los mismos contenidos educativos. Además, es un sistema flexible dado que se adapta a las necesidades del alumno y es idóneo para ofrecer una oferta de formación continua, renovando cursos y contenidos en función de las necesidades sociales y económicas de cada momento.
El cambio de paradigma educativo ha venido de la mano de la tecnología. No obstante, urge que la formación online encuentre su propio espacio metodológico ajeno a la enseñanza presencial y que no dependa de la adaptación y adopción de las formas de ésta.
En este sentido, los MOOC participan y se nutren de las principales corrientes actuales en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones. Hablamos en concreto de:
Utilización del social media - Tanto las redes sociales más generalistas, como Facebook o Twitter, como otras más específicas, como LinkedIn, así como los servicios de mensajería del tipo de WhatsApp o Line, son poderosas herramientas de comunicación para establecer comunidades virtuales en torno a las iniciativas de formación.
Existen también redes sociales privadas de los propios centros, pero el enfoque es el mismo: impulsar y facilitar la comunicación entre la institución, los estudiantes y el equipo docente.
El poder de los macrodatos – A diario todos nosotros dejamos centenares de datos en la red; cada cosa que hacemos en redes sociales o en webs es información que debidamente procesada y analizada dice mucho de nosotros. El Big Data, -en español “macrodatos”-, puede ayudar a los gestores de un determinado proceso formativo a comprender al alumno, a conocerle mejor, y de esta manera poder optimizar su proceso de aprendizaje. Junto al Big data, cobra importancia el concepto de Learning Analytics, basado en aplicar las técnicas de analítica web al campo de la enseñanza online, y que es definido por el experto Erik Duval como: “recoger huellas que los estudiantes van dejando y utilizar esas huellas para mejorar el aprendizaje”.
Plataformas de aprendizaje adaptativo – Básicamente se trata de una conjunción de distintas tecnologías para obtener entornos de trabajo, no sólo personalizados, sino que además se adaptan a las necesidades de cada estudiante.
Open content – En este caso, más que una corriente tecnológica es una demanda social: la que exige herramientas y contenidos digitales de uso libre y gratuito, desprovistos de las ataduras de la propiedad intelectual. El terreno de la educación incluye diversas vertientes de este concepto, open content (contenido que se puede usar libre de la propiedad intelectual), open courseware (recursos abiertos educacionales que son presentados en formato de curso), open educational resources (contenidos de carácter abierto desarrollados por educadores y que están disponibles para el uso, reproducción y modificación) y open education (desarrollo de comunidades y redes educativas basadas en contenidos abiertos).
Tecnologías inmersivas – Se trata de aquellas que permiten replicar situaciones reales de interés para la formación de los estudiantes. Estamos hablando de gafas de realidad aumentada y realidad virtual, de sistemas de reconocimiento de gestos o de imágenes holográficas en la comunicación entre usuarios, entre otras muchas técnicas innovadoras.
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