La inteligencia artificial es el término de moda de esta década. A lo largo del siglo XX, las máquinas que aprenden no traspasaban los límites de los escritos teóricos y de la ciencia ficción, pero, ya en este siglo, por fin se están materializando aplicaciones de IA en numerosos sectores de actividad. La capacidad disruptiva de esta tecnología aparentemente es tan poderosa que el miedo y la preocupación por el futuro impregnan los discursos más apocalípticos. Sin embargo, también abundan los esfuerzos analíticos que tratan de matizar los efectos reales que las máquinas inteligentes tienen sobre la sociedad y la economía y la velocidad a la que se producen los cambios, que pueden no ser tan inminentes.
Un ejemplo de esto es un informe de PwC que limita sus vaticinios al más estricto corto plazo, consciente de lo difícil que es realizar una predicción a cinco o diez años en un tema tan complejo que evoluciona tan rápido. Por ello, el trabajo 2018 AI predictions – 8 insights to shape business strategy acota el marco de su especulación sobre el futuro de la inteligencia artificial a los límites del año en curso. Veamos los hitos más destacados que anticipan los autores del documento sobre las máquinas inteligentes.
La inteligencia artificial impactará en los empleadores antes de hacerlo en el empleo
Este juego de palabras encierra la creencia de que las máquinas no van simplemente a destruir empleo, como pregonan las profecías más catastrofistas, sino que conducirán a una transformación compleja del mercado de trabajo. El estudio habla del surgimiento del concepto de centauro, que no es otra cosa que un algoritmo informático que trabaja mano a mano con un humano. El trabajador se apoya en la capacidad operativa de la máquina, pero puede tomar decisiones él mismo cuando lo considere necesario. Es decir, que la inteligencia artificial no tendrá el control absoluto y siempre estará sometida al criterio humano.
La inteligencia artificial pondrá los pies en la tierra
Frente a las visiones futuristas que predicen las maravillas que serán capaces de realizar las máquinas inteligentes en las próximas décadas, en el muy corto plazo podremos ver cómo estos sistemas empoderan a los trabajadores, añadiendo valor a la empresa, especialmente a través de tres líneas de actuación: automatizando procesos demasiado complejos para la tecnología antigua, identificando tendencias en los datos históricos para crear valor de negocio y aportando inteligencia de previsión para apoyar la toma de decisiones humana.
La inteligencia artificial nos ayudará a responder a la gran pregunta sobre los datos
Muchas empresas todavía están esperando el retorno de las inversiones realizadas en big data, puesto que se han tenido que enfrentar con una curva de aprendizaje demasiado “empinada”, con herramientas de explotación todavía poco desarrolladas y con la necesidad de realizar importantes cambios organizativos. La inteligencia artificial es la tecnología que necesitan para optimizar la explotación de las grandes masas de datos, pues aporta, ente otras cosas, métodos más fáciles para la minería de datos poco estructurados, como pueden ser el procesado del lenguaje natural y la clasificación y el indexado de texto, o el aprendizaje de las máquinas (machine learning) y la gestión automatizada de los datos.
Serán los especialistas de cada campo y no los programadores los que dirijan la evolución de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial poco a poco irá penetrando en todos los campos, desde el análisis financiero al cuidado de la salud, pero no se puede esperar que los informáticos y programadores entiendan en profundidad de cada área en la que se aplica. Por ejemplo, si el objetivo es diseñar un algoritmo que pueda predecir el comportamiento del mercado de divisas, necesitaremos los conocimientos de un experto financiero para llevarlo a cabo, no bastan los conocimientos de programación. Los tecnólogos necesitarán de expertos en cada caso que les ayuden a diseñar los sistemas y a probar su eficiencia.
Los ciberataques serán más poderosos con la inteligencia artificial, pero también lo serán las defensas
El hacking es uno de los primeros campos en los que la inteligencia artificial ha demostrado su utilidad. Aporta la capacidad para automatizar los ataques a servidores o la infección simultáneamente de millones de ordenadores. Sin embargo, la misma tecnología que sirve para hacer daño es útil también para proteger: ofrece la capacidad de analizar en tiempo real millones de datos identificando prematuramente vulnerabilidades de los sistemas, riesgos y amenazas.
Debe convertirse en prioridad el abrir la caja negra de la inteligencia artificial
Uno de los problemas del importante avance tecnológico de la inteligencia artificial actual es que, al aprender de forma autónoma, en numerosas ocasiones los humanos no sabemos por qué los algoritmos toman determinadas decisiones o en qué razonamiento basan un diagnóstico. Este fenómeno a menudo compara la inteligencia artificial con una caja negra que no sabemos qué contiene. El no comprender a fondo cómo funciona una determinada máquina puede llevar a que está tenga un funcionamiento no deseado o a que genere efectos colaterales no previstos por sus programadores. El informe de PwC convierte en una prioridad a corto plazo el poder comprender a la perfección cómo funcionan los algoritmos de inteligencia artificial, sin dejar “ángulos muertos”.
Las naciones competirán por la inteligencia artificial
El valor generado por la inteligencia artificial se calcula en casi 16 billones de dólares en 2030 y, como es lógico, todos los países se están posicionando en el tablero internacional para sacar la mayor tajada de esta gran esperanza tecnológica. Aunque el actual equipo de gobierno de Estados Unidos ha frenado las inversiones en inteligencia artificial, otros países están intentando no perder el ritmo marcado por China, que considera el desarrollo y la aplicación de esta tecnología como una prioridad estratégica nacional. De esta forma, países como Reino Unido, Canadá, Japón, Alemania y Emiratos Árabes Unidos están desplegando planes en este campo para no quedar atrás.
La presión para garantizar un uso responsable de la inteligencia artificial no se centrará únicamente sobre las empresas tecnológicas
Existe un miedo generalizado acerca de los peligros de hacer un mal uso de una herramienta tan potente como la inteligencia artificial. Su esperado carácter disruptivo crea desasosiego e incertidumbre, tanto entre las empresas como en los poderes públicos y ciudadanos. Es por ello que están alzándose voces en defensa de maximizar los beneficios que la inteligencia artificial puede traer a la humanidad y a la vez minimizar los riesgos. Instituciones y organismos como Center for the Fourth Industrial Revolution, Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE), AI Now, The Partnership on AI, Future of Life, AI for Good o DeepMind. Todas ellas abogan por la transparencia, el control y el desarrollo de un marco normativo.
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