Los coches autónomos no son solo tecnología. Existen muchos otros elementos que condicionan el que algún día más o menos cercano recorran en gran número nuestras autovías. Un estudio de KPMG, Autonomous Vehicles Readiness Index, ha llevado a cabo el análisis de las condiciones que requieren este tipo de automóviles para ser viables y aporta un índice que clasifica el grado de preparación de una serie de países para acoger este fenómeno.
Este índice de preparación para la llegada de los vehículos autónomos consta de cuatro pilares:
- Política y legislación. Considera los siguientes aspectos: la calidad de la regulación de la nación en cuestión sobre vehículos autónomos, el haber creado un organismo específico sobre el tema dentro del área de la administración del Estado responsable del tráfico, la inversión gubernamental en infraestructura para la conducción autónoma y la puesta en marcha de proyectos piloto públicos.
- Tecnología e innovación. Este indicador se calcula en base a nueve variables, como, por ejemplo, las alianzas empresariales dentro del sector de la automoción, la existencia en el país de nodos de investigación y desarrollo en conducción autónoma o la inversión total en este concepto.
- Infraestructuras. Un agregado que parte de seis variables derivadas de investigaciones precedentes, como, por ejemplo, la cantidad de estaciones de recarga para coches eléctricos que existen, la calidad de las carreteras o el grado de disponibilidad de comunicaciones 4G.
- Aceptación por el consumidor. Se basa en indicadores como la cantidad de población que vive en áreas susceptibles de acoger pruebas de conducción autónoma o en otros, como las encuestas directas a la población.
Las conclusiones que extrae el informe de los veinte países analizados es que Holanda es el país mejor preparado para la llegada del coche autónomo, pues obtiene puntuaciones entre los cuatro primeros puestos en tres pilares y el número uno en el relativo a las infraestructuras.
Los Países Bajos son seguidos de cerca por otros cuatro “favoritos”:
- Singapur, que alcanza los primeros puestos en política y legislación y en aceptación del consumidor.
- Estados Unidos, el mejor situado en tecnología e innovación gracias a las potentes alianzas que existen entre sus empresas de automoción con otras del extranjero y/o del sector tecnológico.
- Suecia, ostentando el segundo puesto en tecnología e innovación, con una elevada proporción de casas matrices de empresas de vehículos autónomos por habitante.
- Reino Unido, entre los cinco primeros puestos de tres de los cuatro pilares y destacando en política y legislación y en aceptación del consumidor.
En el extremo opuesto, el estudio señala a la India, México, Rusia y Brasil, como los peores preparados para la llegada del coche autónomo.
A través de las experiencias analizadas, se pueden extraer cinco condiciones que pueden condicionar el éxito en este campo:
- El apoyo del gobierno y la voluntad de desarrollar un acervo legislativo en torno a la conducción autónoma.
- Una infraestructura viaria excelente.
- Un elevado grado de inversión e innovación del sector privado.
- Posibilidad de realizar pruebas a gran escala fruto de la existencia de una fuerte industria de automoción.
- Un gobierno proactivo que promueva acuerdos entre fabricantes.
España aparece en el nada destacado puesto 15 del ranking, por debajo de Australia y por encima de China. Como hito destacado, se subraya la existencia de un plan sobre vehículos autónomos anunciado en noviembre de 2017. Por lo demás, los indicadores considerados sitúan a nuestro país entre los puestos 14 y 17 en los cuatro pilares. Entre los puntos débiles, comentar que no existen aquí empresas de tecnología de coches autónomos y que hay pocas patentes relevantes. A pesar de la buena calidad de las carreteras, baja la puntuación el no disponer prácticamente de estaciones de carga eléctrica y –según los autores del informe-, un nivel medio de cobertura 4G.
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