Los gemelos
digitales o digital twins son
versiones virtuales de objetos o procesos que, alimentándose de big data y haciendo uso del internet de
las cosas (IoT), permiten conocer y comprender el funcionamiento y el
comportamiento de algo físico a través de su modelo informático equivalente. La
llegada del internet de las cosas ha permitido que los gemelos digitales puedan
recolectar datos procedentes del objeto físico de manera continua a lo largo de
todo su ciclo de vida.
A modo de
ejemplo, el gemelo digital de un prototipo de automóvil debe reproducir cada
parte del vehículo en 3D y replicar el mundo físico en el que circula de una
forma tan precisa que un conductor de la réplica virtual recibe las mismas
respuestas que si pilotase el modelo real. Los procesos también pueden tener
gemelos, por ejemplo, una cadena de producción puede ser simulada y operada
como si fuese su contraparte física.
Aplicando la
misma filosofía a la medicina, surge la idea de las versiones digitales de las
personas, o modelos digitales que reproducen la composición de nuestro
organismo, y que ayudarán a predecir y evitar enfermedades.
Ya es de por
sí un concepto vanguardista el crear copias digitales de las cosas, pero lo
realmente disruptivo es poder hacer lo mismo con las personas. ¿Podremos tener
algún día una copia digital exacta de nuestro organismo alimentada por millones
de datos, históricos y recibidos en tiempo real, procedentes de nuestro “yo
físico”? Hay quien piensa que algún día será posible.
Sin duda,
estas personas virtuales serán uno de los grandes avances de la tecnología
médica de los próximos tiempos. Se tratará de sistemas que permitirán al
personal médico realmente llegar a conocer al paciente, al disponer de
información completa y en tiempo real sobre su condición física, su nivel de
respuesta a los tratamientos, el ecosistema en el que se desenvuelve, la
reacción ante los medicamentos e incluso sobre sus valores y objetivos vitales.
El gemelo
virtual de un ser humano nos puede aportar información instantánea sobre cómo
afectan a su salud cambios en el entorno (por ejemplo, una nueva residencia u
ocupación), en el estilo de vida (como puede ser una dieta alimenticia
distinta) o en las costumbres (empezar a practicar un deporte podría ser un
caso).
También nos permitirá establecer correlaciones entre los distintos
episodios clínicos que experimenta el paciente (por ejemplo, entre una subida
de la tensión arterial y la ingestión de un medicamento). Y, por supuesto,
sería una herramienta para óptima para poder evaluar el resultado de un
tratamiento día a día. Todos los cambios y la evolución del organismo físico
quedarían reflejados en el virtual.
La creación
de réplicas virtuales cada vez más perfectas de humanos depende en gran medida
de lo profundo que sea nuestro conocimiento del cuerpo humano. Y existen
aspectos, como el cerebro, que todavía albergan muchas incógnitas para la
ciencia médica.
No obstante,
poco a poco van surgiendo experiencias en torno a la recreación digital de
partes del organismo. La empresa Dassault tiene en marcha el proyecto Living
Heart, que se basa en construir modelos del corazón en 3D para monitorizar la
circulación sanguínea y probar de forma virtual fármacos en proceso de
desarrollo, así como predecir posibles arritmias producidas por medicamentos,
incluso en pacientes que viven en la otra parte del mundo.
El centro de
investigación DZNE y Hewlett Packard están utilizando la arquitectura
computacional MDC (Memory-Driven Computing) para analizar a una población de
30.000 personas mayores de 30 años, en busca de las causas del Alzheimer. El
objeto es analizar millones de datos para poder determinar qué biomarcadores
indican la probabilidad de que una persona joven desarrolle enfermedades
neurológicas más adelante en su vida.
Y otro
ejemplo más: el proyecto EPFL Blue Brain utiliza un supercomputador para
reconstruir digitalmente el cerebro de un mamífero, de cara a comprender mejor
su funcionamiento, realizando para ello simulaciones con el sistema.
La enorme
complejidad del organismo humano puede limitar la creación de réplicas exactas
de nuestros cuerpos, pero, en cualquier caso, es muy probable que esta
tecnología nos depare grandes sorpresas en el campo de la ciencia médica a
medio plazo.
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