A finales de febrero la organización Sesame Workshop impartió una conferencia en la sede del Banco Mundial de Washington DC relatando su propia experiencia sobre tecnología y educación. A raíz de dicho evento, el blog EduTech, perteneciente a dicho organismo, ha publicado un interesante post con el título “Lo que Barrio Sésamo puede enseñar al Banco Mundial”, en el que enumera los principales aciertos del popular programa en el uso de tecnología en la educación.
Sesame Street, en nuestro lares conocido como “Barrio Sésamo” y anteriormente como “Ábrete Sésamo”, es probablemente el producto audiovisual educativo de mayor éxito y difusión de toda la historia de la televisión. Desde de la década de los años sesenta ha sido emitido en numerosos países de todos los continentes, de forma que sus personajes –Koko, Epi, Blas, Triki…-, se han convertido en iconos culturales de nuestra época, como pueden ser los personajes de Disney o el mismísimo Homer Simpson.
El programa desde sus inicios ha centrado su contenido en la enseñanza de la lectoescritura y las matemáticas para alumnos de preescolar, así como en temas relacionados con la educación para la salud o la educación en valores, adaptando los mensajes en función de cada país o región del mundo. Por ejemplo, en Sudáfrica informa sobre la prevención del SIDA y en Tanzania ofrece formación sobre la malaria.
La fórmula de éxito de Sesame Workshop, Educación+medios de comunicación+marionetas, ha sido analizada por el Banco Mundial como ejemplo de buena práctica en el uso de tecnología en la educación. Los principales hallazgos son los siguientes:
Vete a donde están tus usuarios y una vez allí trata de resultar interesante
Los creadores de Barrio Sésamo se dieron cuenta en los años sesenta de que los niños veían mucha televisión y que además quedaban fascinados por los anuncios publicitarios. Por lo tanto, decidieron desarrollar un programa de televisión educativo basado en las técnicas de la publicidad audiovisual. Desde entonces han seguido experimentando con distintas tecnologías y soportes (últimamente con teléfonos móviles), pero siempre bajo la premisa de que sean medios ya en uso intensivo por los niños. Parten de tecnologías existentes y conocidas ,y les dan un nuevo enfoque.
Abraza enfoques no tradicionales
Otro de los rasgos de este producto es el aplicar enfoques educativos distintos de los tradicionales. Aparte de presentar los contenidos de formas innovadoras y creativas, yo personalmente considero un acierto el que consideren a los niños pequeños como los seres racionales e inteligentes que son, a pesar de su corta edad, y no como perfectos idiotas, como hacen los programas del tipo “Teletubbies”.
Configura la investigación como el corazón del proceso
A diferencia de la postura tradicional basada en investigar antes de lanzar un nuevo proyecto, que considera las prácticas ya en funcionamiento inamovibles, la gente de Sesame Workshop parte de la premisa de “mantenerse permanentemente en modo de trabajo experimental”. Se trata de aprender de lo que se hace y de ir cambiando sobre la marcha en función de lo que se aprende. Su actividad se alimenta de probar y evaluar de manera continua.
Modelos internacionales, contextualizados localmente
Las versiones de “Sesame Street” de los distintos países aparentemente pueden resultar diferentes a la vista, pero el producto final es el mismo. La productora permite a sus socios locales en cada lugar adaptar los contenidos a la realidad social en cada caso, pero los grandes objetivos del programa y la marca en sí se mantienen inmutables.
Para llegar a tu público objetivo, tienes que deliberadamente alcanzar a otros públicos a la vez
La misión que se fijaron en su día los miembros de Sesame Workshop fue “utilizar el poder educativo de los medios de comunicación para ayudar a los niños en todas partes a alcanzar su más alto potencial”. Para cumplir este objetivo son conscientes de que para llegar al colectivo infantil es necesario llegar también al formado por los padres y tutores, es decir, el de aquellos que están más próximos al menor. Consiguiendo comprometer al entorno del niño, las probabilidades de éxito de cualquier experiencia son mucho más elevadas.
Más que principios, los puntos anteriores definen una metodología concreta de trabajo de la que se pueden sacar no pocas enseñanzas.
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