La prensa lleva varias décadas sufriendo su propia travesía del desierto en busca de un modelo de negocio sostenible dentro de la economía digital. La sobreabundancia de información en las redes, la cultura del “todo gratis” que ha imperado en internet tradicionalmente, y la intensificación de la lucha encarnizada por los ingresos publicitarios, a la que se incorporaron las grandes plataformas online, pusieron en jaque la lógica de funcionamiento y financiación de los medios de comunicación. La penetración de lectores de la prensa en papel en España ha llevado a cabo una caída continua, desde el 42% que suponía en 2008, hasta un escaso 18% de 2020, de acuerdo con la información de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). Un informe de Evoca cuantifica esta caída en 8,6 millones de lectores.
La pandemia y el confinamiento no
hicieron sino agravar la situación financiera. Un estudio de PwC estima que
durante este periodo la inversión publicitaria en este segmento ha bajado hasta
los 1 232 millones de euros, un descenso del 10,2% respecto al mismo periodo
del año anterior, y que tomando en cuenta solo el mes de marzo, la caída habría
sido del 27,8%. Pero, excluyendo el efecto de la crisis sanitaria, el declive
es sostenido: los seis grandes medios impresos de nuestro país (El País, El
Mundo, ABC, La Razón, La Vanguardia y El Periódico)
distribuyeron entre el 1 y el 15 de marzo de 2020 63 691 copias menos que en
mismo periodo de 2019 – una reducción del 13,5%-.
De hecho, la misma fuente predice
un ritmo de disminución de la tasa de crecimiento anual compuesto de esta
actividad (CARG) del 7% para próximos años, de forma que pasaría de 538
millones en 2019 a 374 en 2024.
No obstante, la COVID-19 ha
traído un aumento del interés del público por la información ofrecida por los
medios de comunicación tradicionales, tanto la televisión como aquellos online,
informa Reuters. Sin embargo, los ingresos basados en publicidad se calcula que
al cierre de 2020 cayeron un 9% respecto a la cifra registrada en 2019, y
aunque se prevé que el CARG de este concepto crezca un 2,2% hasta 2021, el
modelo de pago por acceder a los contenidos, sea a través de una suscripción o
bien mediante otros formatos, se erige como una fórmula alternativa para
garantizar los ingresos al sector. El modelo de pago por contenidos o reader
revenue viene siendo la apuesta para sobrevivir en un mundo digital de
buena parte de los grandes medios desde hace algunos años, cuando ha quedado
demostrado que el sistema basado en la publicidad digital es inestable y está
sujeto a frenazos en la inversión, así como a variaciones de los precios, como
indica Pepe Cerezo en un reciente informe de Evoca.
Aunque durante el confinamiento
surgió en diversos países una tendencia a pagar por los contenidos informativos
de calidad –Reuters destaca Estados Unidos y Noruega por encima de todos-,
resulta necesario tratar con cautela los datos, puesto que, a medio plazo, los
efectos de la crisis económica pueden llegar a limitar y truncar esta
propensión del público a gastar en este concepto. Con todo, se trata de un
fenómeno que, aunque parece prometedor para el futuro del sector de periodismo,
resulta todavía incipiente –quizá solamente se trate de la resaca de la
COVID-19-, y no se sabe si alcanzará el volumen masivo que haría falta para
convertirse en un modelo de negocio robusto y sostenible a largo plazo.
Una de las claves para asegurar
la retención del suscriptor tras la pandemia es que el consumo de la
prensa online de calidad de pago –en cualquier formato, ya sea
vídeo, pódcast o texto- se convierta en un hábito. Los medios deben encontrar
la forma de ofrecer valor al cliente.
En este sentido, urge probar
nuevas ideas y formatos innovadores que conviertan el consumo de información en
una experiencia. Un informe de Reuters destaca cómo el pódcast se ha convertido
en un canal de noticias durante el confinamiento, y expone que, en nuestro
país, el 40% de los ciudadanos había consumido este formato en los últimos
meses, un porcentaje por encima del resto de naciones contempladas en la
encuesta. Cabeceras como The New York Times ya han hecho uso
de este medio para atraer nuevos subscriptores y retener a los existentes: su
pódcast The Daily atrae a dos millones de oyentes diarios
mediante una fórmula aparentemente sencilla, “se seleccionaba una o dos
noticias importantes del día y se aprovechaba la experiencia de los 1 300
profesionales del periódico para trasmitir un punto de vista muy documentado,
en un tono informal y personal y, sobre todo, en el marco de un formato de
audio creativo”. Otros diarios que han establecido experiencias en este
campo en los últimos dos años han sido el británico The Guardian,
Afterposten de Noruega, y el francés Les Echos.
De acuerdo con Reuters, el
principal público de los pódcast son los jóvenes: un 43% de los oyentes es
menor de 25 años. Es por ello, que supone una vía por la que los medios de
comunicación pueden llegar hasta suscriptores dentro de ese rango de población.
De la misma forma, el uso de redes sociales puede constituir igualmente un
camino para llegar a la clientela más joven, quizá más reacia a entrar en las
webs de los medios. El construir audiencias fieles sobre comunidades de
Facebook, YouTube o Instagram, puede suponer un paso adelante en la evolución
de los medios de comunicación online.
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