Este año 2019 se perfila como el
del verdadero boom del crecimiento de las ventas de los asistentes personales,
también conocidos como altavoces inteligentes. Las expectativas de la
consultora Deloitte sitúan el incremento interanual en el 63%, lo que convertiría
a estos altavoces en el dispositivo conectado de mayor expansión en todo el
mundo, acabando el periodo con una base de unidades instaladas de 250 millones.
A grandes rasgos, un altavoz
inteligente es un dispositivo dotado de inteligencia artificial, que nos
permite interactuar con la tecnología digital circundante a través de órdenes
de voz. Parten del concepto de altavoz, porque en sus orígenes eran sistemas
para reproducir música procedente de diversas plataformas y servicios online.
Pero ahora mismo ya son mucho más que dispositivos de reproducción.
Generalmente, incorporan un asistente personal basado en algoritmos de
inteligencia artificial. Las grandes empresas pioneras en este terreno son
Amazon, que lanzó en 2016 el primer altavoz Echo con su asistente Alexa,
Google, con Google Assistant, Apple, cuyo producto HomePod funciona con Siri, y
Samsung, con Galaxy Home que contiene la inteligencia Bixby, presentada junto
con los teléfonos S8 y S8+.
No obstante, la carrera no ha
hecho más que empezar y se prevé la llegada de nuevos competidores al mercado,
muchos de los cuales que incorporarán a sus productos los asistentes virtuales
de las grandes telcos, como es el caso de la empresa norteamericana Sonos, que
utiliza Alexa. Mención aparte merecen los fabricantes chinos, que ya están
comenzando a ofrecer sus propias propuestas, como son Tmall Genie de Alibaba y
Xiao AI de Xiaomi.
Los posicionamientos de los
distintos participantes en el mercado varían con rapidez. La ventaja
competitiva que presentaba Amazon a principios de 2017 ha ido erosionándose en
medida que entraban nuevos competidores. Google ha conseguido acaparar casi un
tercio y la china Alibaba aparece en el horizonte extendiéndose a grandes
saltos.
Sin embargo, los asistentes
virtuales no se le utiliza aprovechando todo su potencial de inteligencia, por
lo menos por ahora. Las encuestas indican que, en Estados Unidos, uno de los
mercados más maduros de este tipo de dispositivos, casi el 70% de los usuarios
los utilizan sobre todo para escuchar música. Otros usos también populares son
informarse sobre el tiempo que va a hacer, realizar preguntas y, en menor
medida, consultar noticias, y la hora que es. Es decir, que, básicamente, los
altavoces inteligentes se usan como cadenas de música sofisticadas.
Las funciones donde la
inteligencia artificial puede dar más juego y aportar valor apenas son
utilizadas por una tercera parte de los propietarios de altavoces. Se trata de
cosas como controlar otros dispositivos –algo que abre un sinfín de oportunidades
a la domótica- o gestionar la compra del hogar.
¿Cuánto falta para que estos
sistemas inteligentes se introduzcan definitivamente en nuestras vidas? Puede
que esta primera oleada no sea más que una tendencia de moda, que en poco
tiempo pierda fuerza. Lo cierto es que lo altavoces y los asistentes personales
son una experiencia de interacción entre el ser humano y la inteligencia
artificial. Y está claro que las máquinas inteligentes están aquí para
quedarse.
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