lunes, 28 de noviembre de 2022

Las paradojas del empleo en la transformación digital

 


Frente a una evolución lineal, que supone pasar de un punto A a un punto B, la disrupción implica pasar de un punto A al caos, por lo menos hasta que un punto B acaba por materializarse. Decimos que el mercado de trabajo ha sufrido una disrupción, especialmente a lo largo de la pasada década, porque las reglas que regían antaño ya no valen en la situación actual, y, sin embargo, todavía no podemos vislumbrar más que esbozos y trazos sueltos de la forma que finalmente adquirirá en el futuro.

Hace más o menos diez años se hizo realmente patente -aunque era algo en marcha desde tiempo atrás- que la automatización iba a tener un impacto transversal sobre el empleo de todos los sectores económicos, y no sólo en aquellos tradicionalmente afectados por el maquinismo, como la industria manufacturera. Incluso empezaron a publicarse estudios que cuantificaban el desplazamiento de mano de obra, como el ya mítico The future of employment de Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, que en 2013 predijo que en veinte años casi la mitad de los empleos de Estados Unidos serían desempeñados por máquinas.

El tiempo se ha encargado de matizar y poner en cuestión los vaticinios más catastrofistas, pero, lo que sí es cierto es que:

1.      La digitalización está llevando a que numerosas tareas no tengan ya que ser desempeñadas por humanos, lo que afecta a empleos que pueden llegar a desaparecer, e incluso a modelos de negocio y sectores que dejan de tener sentido en el nuevo escenario.

2.     Por otro lado, aquellos empleos que en principio no están condenados a desaparecer probablemente demandarán competencias digitales -tanto en los sectores puramente tecnológicos como en los que no los son-, de forma que la fuerza de trabajo tendrá que adquirir y hacer gala de nuevos conocimientos para seguir desempeñando su puesto.

3.     Finalmente, la nueva economía digital está creando una demanda de nuevos perfiles laborales que antes no existían, y que actualmente la oferta de mano de obra no está en condiciones de cubrir.

La única certeza que tenemos en este panorama tan incierto es que los empleados de mañana (quizá los de hoy ya también) deberán tener habilidades técnicas y digitales, complementadas por una flexibilidad de pensamiento, y por habilidades relacionadas con la solución de problemas. La pandemia causada por la COVID-19 ha acelerado y profundizado los cambios en el mercado laboral, poniendo en relieve la relevancia que tiene para el trabajador de este siglo la rápida adaptación al cambio. En gran medida, la incapacidad para asumir los cambios del entorno y para desenvolverse en el medio tecnológico pueden determinar el que alguien se quede atrás en este proceso de transformación, generándose o ampliándose las brechas digitales y sociales.

Este desajuste o disrupción del mercado de trabajo está en la base de la paradoja que se da en el momento actual basada en que altas tasas de desempleo conviven con un exceso de demanda de puestos basados en perfiles tecnológicos, que no encuentran profesionales suficientes que los ocupen, factor que pone en peligro el crecimiento a medio plazo de los sectores de actividad más innovadores y dinámicos.

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